A pocas semanas de la no celebración del ilegal referéndum del 1 de octubre, en el tránsito de lo que Alfonso Guerra ha llegado a calificar, y creo no debemos rebajar el término pues se trata de un intento indisimulado de quebrar la legalidad vigente, como «golpe de Estado a cámara lenta»: «Ellos sólo quieren el golpe de Estado en una parte de España, no en toda ella. Sólo en eso se diferencian de los golpistas del 23-F»; ante el esfuerzo cada vez más descarado del Govern, anunciado directamente ya por boca del conseller Forn de diferenciar entre nacionalidad catalana y española, sin consulta previa a ninguno de ellos, durante un hecho de excepcionalidad como fueron los terribles atentados terroristas de las Ramblas de Barcelona. Pero sobre todo, ante los cada vez más denodados esfuerzos del propagandismo cultural independentista que nos presenta ahora a Antonio Machado como anticatalán (¡y hasta a Quevedo y Goya!) es necesario y pedagógico realizar un recorrido limpio por la Historia común de España.

A saber, que en la Guerra de Sucesión (mito fundacional del nacionalismo catalán), conflicto dinástico de dimensión internacional, con escenario en la península ibérica, fueron más catalanes lo que lucharon bajo la bandera de Felipe, duque d'Anjou que bajo la del archiduque Carlos; catalanes (y españoles de ahora en adelante) fueron los que defendieron la ciudad de Gerona en el sitio contra el francés en la Guerra de la Independencia y en defensa de su rey; catalanes eran parte de los diputados constituyentes de las Cortes de Cádiz; también catalanes los que lucharon con el ejército liberal isabelino en las guerras carlistas; catalanes los voluntarios que lucharon como héroes en la Guerra de Cuba; catalanes los que lucharon en las Guerras de Marruecos; catalanes (algunos pertenecientes al partido que hoy se sigue denominando ERC) los que salvaguardaron la segunda República o los que la defendieron en la Guerra Civil o fueron víctimas de la represión franquista como lo fue también el citado poeta Antonio Macha do; catalanes (y de apellidos muy notables) los que construyeron los puentes necesarios en la transición democrática, los que participaron en la redacción que la Constitución que hoy nos rige como norma máxima, y los que votaron a favor del artículo dos de la Carta Magna.

En suma, concluiremos para contrarrestar los servicios subvencionados de propaganda, que todas las causas que en este tiempo de tres centurias unieron o dividieron a los catalanes, lo hicieron por ende con los españoles.