El Govern de Catalunya ha anunciado, sin posible marcha atrás, la realización de un referéndum el próximo 1 de octubre para decidir la secesión o no, del resto de España. No sé las medidas que tomará en Gobierno de Rajoy, que las hay, para evitar este disparate, pero el pueblo catalán debe ver con meridiana claridad, que, para según qué ocasiones, son incapaces de guiarse por sí solos con estos dirigentes. Son dislate tras dislate que tapan u ocultan, que no sé qué es peor, con medias verdades o con completas mentiras.

Las empresas se les están marchando a Madrid (nada menos) y eso ha sido solo con la intentona. Si ésta llegara a concretarse, se quedan solos. Las empresas no saben ni quieren saber de nacionalismos, solo buscan la rentabilidad y una hipotética República Catalana no tendría el reconocimiento mundial ni las ventajas de pertenecer a Europa.

Han abierto ¿cancillerías? (que no pasan de mediocres oficinas) por Europa y no han tenido el reconocimiento de ningún país europeo ni americano. Vamos, que no les han hecho puñetero caso. Pero eso sí, el dinero se lo han gastado.

No saben estar ni comportarse. Manipulan deliberadamente a la ciudadanía con el consiguiente bochorno nacional. Aprovechan los execrables actos terroristas de Las Ramblas para, en la manifestación del «No tinc por», hacer otra cabecera culpando al rey Felipe de ser amigo de la monarquía de Arabia Saudí y por consiguiente, colaborador pasivo de estos actos terroristas. No soy nada monárquico pero sentí vergüenza ajena viendo cómo, una pequeña parte de los manifestantes, abucheaban al rey Felipe y a Rajoy, manipulados, sin duda, por movimientos independentistas.

Y ahora me entero, por la prensa catalana, que el conseller de Interior, Joaquim Forn y el jefe de los Mossos d´Esquadra, Josep LLuís Trapero, mintieron como bellacos, negando de que habían recibido información americana sobre la posibilidad de un atentado en verano y, además, en las Ramblas. Primero lo negaron cobardemente y luego, ante la evidencia, se vieron ambos forzados a reconocer que la policía catalana «sí recibió nada menos que el 25 de mayo una alerta sobre el riesgo de que el Estado Islámico iba a atentar en verano contra zonas muy turísticas de Barcelona y, como plan B, una masacre en las Ramblas, como desgraciadamente sucedió». Ambos negaron que este aviso viniera de la CIA, alegando que los Mossos no tienen ninguna relación con estos servicios de inteligencia.

Y, efectivamente era verdad, no fue la CIA, según demostró este diario catalán. Los EEUU confirmaron por escrito el 21 de agosto, solo cuatro días después de la masacre, que el 25 de mayo había informado a los Mossos de la posibilidad de estos atentados. Les informó un comunicado del National Counterterrorism Center, parido en los EEUU tras los atentados del 11S a las torres gemelas. Este organismo se creó para recabar toda la información posible sobre cualquier amenaza yihadista, y entre varios organismos de inteligencia americanos, comprenden también a la CIA.

Ambos, el señor Forns y el señor Trapero se vieron obligados a recular, sin mencionar para nada que antes habían mentido, su único alegato fue que el texto no era creíble, que no merecía su preocupación ni su tiempo. De lo mismo se puede acusar al señor Puigdemont. Por supuesto nadie puede culpar a los Mossos ni a estos políticos de ser, de algún modo, culpables de los atentados, pero sí que se les puede descalificar e inhabilitar por mentir bellacamente. Solo se puede culpar de ellos a los criminales terroristas que, alentados por un miserable imán llevaron a cabo la peor masacre yihadista desde el 11M en España.

Su único ideario es el sentimiento victimista que ha aunado a partidos políticos absolutamente diferentes y oponentes ideológicamente, como CDC, ERC, la CUP (absolutamente ingobernable en otras circunstancias), En Comú Podem (Filial de Podemos en Cataluña), etc. Me resulta gracioso el transformismo de CDC en PDeCAT. Quizá sea para despistar al personal con la lamentable financiación ilegal del 3 o el 5%. ¿Quién sabe? Y, estos, queridos amigos, son los señores que pretenden gobernar y separar a Catalunya de España. Espero y deseo con todas mis fuerzas que no lo consigan por el bien de mi querida Catalunya.

En fin, que de este batiburrillo oportunista no puede salir nada bueno ni constructivo. Son muchos más los aspectos negativos de los secesionistas que podría desarrollar, pero hoy me ha parecido más interesante centrarme en los que he mencionado?la mentira y la manipulación por bandera, junto a la estelada.

Y si no, al tiempo.