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Joaquín Rábago

Peligrosa estrategia

Hay influyentes sectores en el Gobierno y el Congreso de Estados Unidos interesados en armar a Ucrania y dar así una lección a la Rusia de Putin.

El secretario norteamericano de Defensa, James Mattis, apodado “perro rabioso” cuando mandaba a las tropas de su país en la guerra de Irak, sugirió esa posibilidad a sus interlocutores ucranianos.

Según informaciones periodísticas, EEUU podría suministrar a Kiev misiles portátiles anticarros sin dignarse a consultar siquiera a sus aliados europeos.

Mattis, que presidió en fecha reciente junto al presidente ucraniano, Petro Peroshenko, un desfile militar en Kiev, negó que la entrega de armas defensivas fuese una provocación si no se trata de un país agresor. Y Rusia fue quien agredió a Ucrania.

Sin embargo, para el Kremlin, Estados Unidos y sus aliados estuvieron ya antes detrás de la revuelta popular de la plaza de Maidán, que terminó con el derrocamiento del presidente electo, el prorruso Victor Yanukóvich.

Alentando aquella revuelta, Estados Unidos sólo buscaba, según Moscú, dañar los intereses económicos y de seguridad rusos y ampliar la zona de influencia occidental.

Es significativo que el Gobierno de Washington nombrase recientemente a un partidario de armar a Ucrania, el ex embajador en la OTAN Kurt Volker, representante especial para ese país.

Según fuentes diplomáticas germanas, EEUU no ha tratado ese tema ni en el llamado formato de Normandía - Alemania, Francia, Rusia y Ucrania- ni en el marco de la OTAN.

Y eso no ocurrirá, según explicaron al semanario alemán Die Zeit fuentes norteamericanas, porque Ucrania no es miembro de la Alianza Atlántica aunque cualquier cosa que ocurra allí afectará con seguridad a la OTAN.

El razonamiento de Washington parece ser que la OTAN es una alianza de 28 Estados y que sería difícil ponerlos a todos ellos de acuerdo cuando, si se toma la decisión de armar a Kiev, hay que actuar con celeridad.

Alemania ya expresó su oposición en la conferencia de seguridad de Múnich hace un par de años porque, según Berlín, sería contraproducente y sólo provocaría una nueva escalada de tensiones en la región.

El entonces presidente Barack Obama optó por enviar a Ucrania sólo instrumentos de visión nocturna y vehículos multipropósito “humvees”.

El problema es que, frente a la distensión con Rusia que muchos deseaban en Europa, ha acabado imponiéndose en Washington la estrategia de la tensión.

Una estrategia en la que, como señala el director de Le Monde Diplomatique, Serge Halimi, los adversarios políticos de Donald Trump, tanto los demócratas como los de su propio partido, y los principales medios de comunicación de aquel país juega un papel clave.

Para quien conoce el historial estadounidense de intervenciones en la política de otros países, golpes de Estado y cambios de régimen incluidos, el “ciberespionaje” ruso a favor de Trump en las elecciones presidenciales norteamericanas no deja de ser un pretexto.

Halimi acusa a los medios más influyentes de EEUU como The Wall Street Journal y The New York Times de atizar el conflicto con Rusia a costa de los países europeos, que serían los primeros y más directamente afectados.

¿Conseguirán París y Berlín - Madrid no cuenta - frenar tan peligrosa escalada

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