Si hay algo más molesto que la famosa hormiga que burló todos los mecanismos de seguridad y puso en evidencia al Museo Arqueológico Nacional, es el tratamiento que algunas televisiones y tertulianos han dado a este tema.

A la falta de comprensión y empatía hacia el pueblo de Elche por el sentimiento unánime de pertenencia de la Dama d'Elx a esta ciudad, hay que añadir los argumentos que varios ilustres todólogos han dado sobre la imposibilidad del regreso de la Dama d'Elx a su legítimo origen.

Algunos de estos tertulianos han remarcado hasta la saciedad un mensaje que pretende frustrar las expectativas e ilusiones del pueblo de Elche.

A saber, la incapacidad para que esta ciudad albergue semejante obra de arte ibérica. Y esto se argumenta, con ese intelectualismo capitalino, por el hecho de que Madrid está técnicamente más preparada para albergar la Dama d'Elx y, además, la potencialidad económica de la capital implica que para el turismo sea más óptimo que su destino sea la capital de manera perenne o cuasi perenne.

Todo este hilo narrativo exasperante me hace recordar un capítulo que vivimos en el Congreso acerca de la propuesta que hicimos para que Alicante fuese la sede de la Agencia Europea del Medicamento. Cuando debatíamos la propuesta, la totalidad de grupos políticos argumentó que Barcelona estaba más preparada, que era más idónea, que contaba con más infraestructuras, ¿les suena?

Pues bien, ese no es el debate. Claro que las grandes capitales siempre van a tener mejores condiciones económicas o de cualquier índole. Eso no se discute. Lo que hay que discutir es el modelo de país que queremos. Un país en el que todo pase por X ciudades o un país donde se descentralice y se ayude a las ciudades de tamaño mediano a potenciar su futuro.

Veamos algunos argumentos: no sería acaso posible que el Gobierno del Estado decidiera apostar porque en Elche estuviese la Dama d'Elx de forma permanente. ¿Eso que implicaría o qué coste tendría? Una inversión para preparar técnicamente la ciudad infinitamente menor al derroche en autopistas. ¿Qué problema hay?

Acaso, si la Dama d'Elx estuviese donde tiene que estar no favorecería el turismo en Elche y toda la provincia de Alicante y las ganancias de turismo serían muy superiores a las pérdidas que pudiese tener Madrid. ¿Qué problema hay?

El problema que hay es la concepción de que todo se debe concentrar en las mismas ciudades porque están más preparadas. Y obviamente, si no se favorecen otras, seguirán siendo crecientemente más preparadas. Un fenómeno semejante al de la liga española de fútbol, donde al final solo hay dos equipos que cada año que pasa concentran más y más poder.

El problema pues, y esto nos pasa con otras temas como el corredor Mediterráneo, la financiación?, es la falta de cohesión política para ir al Congreso y exigir, todos los partidos políticos valencianos, que no somos ciudadanos de segunda y que queremos un país que nos tenga en cuenta. Que la Dama d'Elx vuelva aquí depende, como otros temas, de plantarse, decir basta y comprometerse como pueblo. Y mientras, como siempre, pasos de hormiga.