Un hombre huye de las fuerzas de seguridad de la época (en este caso soldados romanos) y acude al puesto de un mercado para comprar una barba postiza que le permita ocultarse ante sus perseguidores. A pesar de estar conforme con pagar el precio que le pide inicialmente el vendedor, éste se niega a aceptar el dinero y le obliga a regatear en un diálogo absurdo y brillante que consigue que no puedas dejar de sonreír. Es una de las escenas de la película La vida de Brian, celebre antología del disparate político que como el buen vino, parece que va mejorando con el tiempo.

En la misma línea parece que va camino de convertirse el diálogo de besugos entre el alcalde socialista de Alicante, Gabriel Echávarri, y el conseller de Economía, Rafael Climent de Compromís, acerca de la apertura de los centros comerciales en los domingos durante la salida de la Volvo Ocean Race.

En dos años, el equipo que gobierna de la ciudad de Alicante, ha optado por todos los posicionamientos posibles acerca de la apertura de los centros comerciales en domingos. Todo este proceso incluye recursos y resoluciones judiciales varias. Pero parece que, por orden del Consell, esto puede acabar con la celebración de un evento de primer nivel en Alicante, con la ciudad llena de visitantes y con los principales comercios de la ciudad cerrados al público.

Desafortunadamente, la apertura de los centros comerciales o grandes almacenes en domingos, ha generado más debates que análisis serios de los resultados que han supuesto para la economía de la ciudad y para el incremento o decremento del número de empleados en la ciudad.

Quizá el primer gran error del conseller Climent ha sido el de en vez de evaluar la información, dejarse llevar por su modelo decimonónico del comercio y por las presiones de los sindicatos de los grandes almacenes, evitando dejar cierta libertad a cada Ayuntamiento para poder determinar qué modelo les proporciona mayores beneficios. En Alicante, la apertura de El Corte Inglés en domingo, supuso dar cierta vida a una zona de la ciudad, en la que anteriormente se podía grabar en domingo un episodio de la serie The Walking Dead. Los datos mostraron que sin suponer un incremento del número de comercios abiertos en la zona, sí que supuso un repunte de la hostelería. Además parece que se incrementaron las contrataciones a tiempo parcial.

Hablando con el dueño de una de las cafeterías más cercanas a uno de los edificios de El Corte Inglés, éste me comentaba que él no abría el domingo ya que necesitaba descansar un día y se conformaba con las ventas del resto de la semana. En otra cafetería me comentaban que habían contratado a una persona más para poder dar servicio a tiempo completo durante toda la semana y para que cada empleado pudiera tener sus días de vacaciones. Cada uno podía elegir su opción, pero el segundo me comentaba que sería difícil mantener esa apertura si el motor de la zona cerraba los domingos.

Podemos comprobar que incluso hasta Mercadona, siempre reacia a la apertura de sus centros en festivos, en período veraniego sí que abre algunos de sus centros en domingos para poder dar servicio a ese incremento de personas que suelen veranear en nuestra provincia. Viendo ejemplos como éstos, cada vez tiene menos sentido que el Consell se mantenga en la idea de impedir a Alicante estas aperturas durante la Volvo Ocean Race.

En vez de tanto regateo a La vida de Brian entre Consell y Ayuntamiento, toca planificar las acciones a realizar para que esa llegada de muchos visitantes suponga un incremento de recaudación en nuestros comercios. Me sorprenden las quejas de algunos representantes de comercios que achacan a los potenciales compradores que no hagan en nuestra ciudad sin el menor atisbo de autocrítica.

El nuevo turismo permite, afortunadamente, a personas de todas las capas económicas poder viajar. El comercio debe ser capaz de ofrecer a cada visitante lo que necesitan en el momento que lo necesitan a un precio razonable. Desde el Ayuntamiento y Consell se deben realizar acciones para incrementar visitantes y acercarlos a los comercios de la ciudad. Lo de intentar vender más tratando de impedir la venta de la competencia cercana creo que es un modelo fracasado. Hoy en día la competencia se halla también a miles de kilómetros, accesible a través de una página web y de un servicio logístico competente.

No sé qué nos queda más por ver acerca de este tema, quizá ya solo nos sorprenda una campaña desde el conseller de Compromís invitando a los visitantes que traigan cosas de interés para poder cambiarlas con los comerciantes de Alicante en un nuevo modelo de la economía del trueque.