Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Ay, rebordinos

Ay, querido José Luis Rebordinos. Cuantas veces a lo largo del año, desde mi terreta, pienso en ti. Sobre todo cuando llega septiembre. Entonces te conviertes en obsesión. Qué habría sido de ti si hubieses nacido aquí. Cómo serían sus días. De qué modo reaccionarías ante esta cultura de mascletà que nos invade. Y ya sabes que no es una alusión antifestera, que los que somos tan hijos del terruño amamos y de qué modo lo nuestro.

El supuesto es el supuesto. Cómo sería tu vida de haber nacido en los Alicantes. Tenemos la misma edad. Idéntica educación sentimental. Pertenecemos a la misma generación. Hemos mamado la misma televisión. Los programas dobles dominicales a base de «giallo» y Fumanchú. Y gozado de semejantes iconos en nuestra infancia.

Lo supe en cuanto te conocí, hace veinticinco años, cómo pasa el tiempo, en tu querida Semana de Cine de Terror de Donostia. En tus despachos de Donostia Kultura. Rigiendo, como técnico, los destinos cinéfilos de tu ciudad. De apenas 186.000 habitantes, ¿para qué más? En una provincia de poco más de 700.000, ¿para qué más?

Jamás de los jamases he conocido un hombre tan íntegro, incapaz de ponerse una corbata ni cuando la coyuntura le obligara. Por eso, sin necesidad de conocerte en profundidad, es como si te conociese de toda la vida. Como ese colega próximo con el que no hace falta hablar demasiado para entenderse, puesto que los códigos, prioridades e intereses son los mismos.

De ahí que me haya preguntado tantas noches, ante determinadas situaciones, la mar de disparatadas y surrealistas que uno pueda imaginar? y Rebordinos cuánto habría aguantado aquí. Cuál sería su reacción. Su capacidad de aguante. Ay, José Luis.

No quiero pensar si te llegan a montar una Ciudad de la Luz en Pasajes o Irún y ves y oyes todo lo que algunos tuvimos que asimilar como si no pasara nada. No sé si tu bonhomía lo hubiese soportado. Que algunos nos hemos ganado la gloria a fuerza de estoicismo es evidente. Lo malo es que después de expiar los pecados lo mismo no hay cielo que valga y de nada nos sirve la larguísima travesía. José Luis Rebordinos, tú ya has vivido el cielo en la tierra. Sin necesidad de levantar el cuartel general de tu casa. Menudo lujo.

Que te quiten lo bailao.

Y lo que te queda por bailar todavía.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats