Algo debemos estar haciendo mal. Si ya bien entrado el siglo XXI los expertos detectan en la provincia un aumento de las enfermedades de transmisión sexual es que la prevención no funciona como es debido y se está bajando la guardia. Y aquí deberíamos hacérnoslo mirar todos, desde los poderes públicos hasta los propios padres. Los jóvenes tienen ahora como referencia en asuntos sexuales lo que ven por internet. El tan temido Sida, que segó la vida de demasiados jóvenes en los años 80, ha dejado de ser mortal gracias a los nuevos tratamientos y ha pasado a ser una enfermedad crónica, como tantas otras. La sífilis o la gonorrea se ven ahora como enfermedades de otros tiempos, casi medievales, que ya nadie contrae. Nada más lejos de la realidad. Las cifras hablan por sí solas. Los casos de sífilis en la provincia han aumentado un 44% en el último año y los de gonorrea un 27. Sanidad debería incrementar las campañas de prevención, pero los padres también deberíamos insistir con nuestros hijos y hablar más con ellos. Los datos son alarmantes. Por ejemplo, una de cada cuatro mujeres no utiliza ningún método anticonceptivo. La gente tiene ahora mucho acceso a la información, otra cosa es que luego, llegado el momento, la ponga en práctica.
Pero de los errores se aprende y Sanidad de eso sabe bastante. Ahora anuncia que vacunará contra las paperas a quienes recibieron dosis incompletas o en mal estado, tras hacerse público que los casos se han multiplicado por 25 en lo que va de año. Alguien debería explicar con detalle qué se hizo cuando se detectó el problema y qué ha fallado para sufrir ahora este aluvión.
