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El metepatas

Los últimos tuits de Donald Trump

Uno pensaría que con tan solo 140 caracteres la capacidad de meter la

> pata se debería limitar bastante. Donald Trump es la prueba de lo errado

> de esa afirmación. Cada vez que coge el teléfono y se desfoga, la mete

> hasta el fondo.

> Su penúltimo error ha sido amenazar con una intervención militar en

> Venezuela, olvidando que el tiempo pasa, los Estados Unidos ya no son lo

> que fueron y Venezuela no es Granada o Panamá, aunque esté dirigida por

> una banda que parece sacada del camarote de los hermanos Marx. Trump se

> ha equivocado porque ha conseguido cuatro consecuencias contrarias a lo

> que se supone que debía desear. La primera es que da armas a Nicolás

> Maduro para excitar el sentimiento nacionalista frente a las injerencias

> de los "gringos", reforzando su tesis de que todos los problemas del

> país, y son muchos, se deben a un complot internacional dirigido desde

> Washington (y en menor medida desde Madrid).

> En segundo lugar porque deja con el trasero al aire a la oposición

> venezolana que tiene todos los motivos del mundo para enfrentarse a la

> ineficaz dictadura del chavismo pero que no puede aceptar por dignidad

> una intromisión de este calibre en algo que en definitiva solo los

> venezolanos podrán arreglar. En tercer lugar porque esta amenaza ha

> unido a toda la América Latina que hasta ahora estaba dividida entre los

> críticos de Maduro (casi todos los países y entre ellos todos los

> grandes) y los que le defienden: Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia.

> Todos están ahora de acuerdo en oponerse como en Fuenteovejuna a una

> intervención armada yanqui, cuya sola mención trae malos recuerdos a

> todo un continente. Y, en cuarto lugar, porque el tuit presidencial ha

> complicado extraordinariamente la gira que esta semana ha hecho por el

> subcontinente el vicepresidente Pence, quién en vez de tratar otros

> asuntos tuvo que dedicarse a tranquilizar a unos y a otros. Póker de

> ases. Y encima una intervención militar en Venezuela no es posible.

> Como no lo es tampoco en Corea del Norte, aunque aquí la culpa recaiga

> totalmente en Kim Jong-un. Trump ha decidido responderle en el mismo

> tono agresivo, poniéndose al nivel de un dictador de segunda B que juega

> a tensar la cuerda pero que no la romperá porque no es tonto y sabe que

> sería el perdedor. Lo que pasa es que guste o no, y a mí no me gusta

> nada, Kim ya ha ganado porque ha cruzado el umbral nuclear y eso le

> convierte en intocable aunque ellos no paren de tocarnos las narices a

> todos los demás. Con Corea pasa como con Pakistán, que han entrado en el

> club nuclear por la puerta trasera y ahora ya están dentro y hay que

> tratarles de otra manera. Demasiado tarde, el asunto no tiene remedio

> sin que amenazar tres días seguidos sirva para otra cosa que para inflar

> el ego ya desmesurado de su tragicómico líder. Porque ni Japón ni Corea

> del Sur permitirán a los norteamericanos ningún tipo de ataque

> preventivo por las terribles consecuencias que podría tener para Tokio o

> Seúl que uno solo de los misiles norcoreanos hiciera blanco. Solo uno. Y

> Kim lo sabe. La solución no es un bombardeo de incierto resultado sino

> implicar de verdad a China y Rusia que son los países que tienen la llave.

> El tercer tuit, muy sonrojante, es el que Trump ha enviado con motivo de

> los disturbios racistas de Charlottesville, una pequeña ciudad de la

> América profunda que visité siendo embajador en los EE UU porque allí

> está la prestigiosa universidad de Virginia, que fue fundada por el

> mismo Thomas Jefferson cuya casa, Monticello, está muy cerca. Jefferson

> es uno de los padres de una constitución que dice que "todos los hombres

> nacen libres e iguales", pero que tenía 300 esclavos en su propiedad, en

> una contradicción que el sur aún no ha superado. Ya hubo disturbios

> raciales con nueve muertos en Charlotte (Carolina del Sur) hace un par

> de años cuando se retiró del capitolio la bandera confederada, y los ha

> habido ahora en Charlottesville (con tres muertos y varios heridos) en

> torno a una estatua del general Lee, héroe sudista de la guerra de

> Secesión. En los disturbios se han enfrentado la América de los derechos

> civiles con la América de los supremacistas blancos, del Ku Klux Klan y

> del racismo que se nutren de lo que en un libro reciente Nancy Isenberg

> llama White Trash, gentes que tienen mal futuro a tenor de la evolución

> demográfica y multirracial del país, pero que se sienten legitimados por

> el nacionalismo de la retórica trumpiana y que le han votado en bloque

> en las últimas elecciones.

> Es muy peligroso dejar resucitar el fascismo y eso es lo que está

> haciendo Donald Trump para vergüenza de los EE UU. Su equidistante tuit

> entre nazis y demócratas avergüenza porque en Charlottesville solo unos

> mataron enarbolando el odio racial. Algo que con su habitual

> inteligencia fustigaba Fernando Savater a propósito de los nacionalismos

> en un artículo publicado en "El país" el pasado domingo cuando decía que

> "ser abstemio entre las convenciones que consagran nuestros derechos y

> los radicalismos que pretenden desmontarlas es ser un cínico si la duda

> es fingida o un imbécil si es falsa". Amén.

> De los últimos tuits de Trump solo salvo el que envió el jueves, tras

> los atentados terroristas de Barcelona, donde decía escuetamente:

> "Resistid y sed fuertes. Os queremos". Algo es algo. Porque juntos

> venceremos al terror.

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