La Conselleria de Agricultura se ha puesto las pilas y ya está investigando qué cultivos son los más adecuados para un campo que se debe adaptar a un clima que en unas fechas es mediterráneo, en otras ecuatorial, a ratos subsahariano y cada vez con mayor frecuencia tropical. Con este galimatías, desde el Consell se recomienda que los agricultores se dediquen a los mangos y los aguacates. No se les puede reprochar falta de previsión ni despreocupación. Pero se olvida Agricultura del denominador común en los constantes cambios del clima: la sequía. ¿Con qué vamos a regar los mangos y los aguacates si no tenemos agua para las alcachofas y los tomates? A la agricultura de la provincia de Alicante ya no le llega agua del Tajo y se le ponen constantes pegas para que llegue algo del Júcar. Si la solución es el agua desalada para regar, no puedo imaginar a qué precio habrá que vender cada mango para que salga rentable el cultivo, con lo que difícilmente la poca agricultura que aún resiste puede ser competitiva. Eso es cosa del Gobierno central nos dirán desde el gobierno autonómico. Hace muchas décadas que los políticos, tanto de izquierdas como de derechas, tanto de Madrid como de València, dejaron secar la agricultura y a los agricultores, de manera que ni los invernaderos de flores son ya rentables. Y en esta política del desconocimiento de la realidad en la que nos movemos, la Conselleria de Sanidad reclama ahora fruta y verdura de temporada de los productores locales en los menús escolares. ¿Productores? ¿Aún quedan productores?
