Así llamaba el alcalde de Elx, hace unos días y en una emisora local de radio, a la estructura del antiguo hotel que tanto afea la playa de Arenales del Sol. Y tiene toda la razón. Si durante años el edificio, cerrado y abandonado, ha supuesto una negativa imagen en un espacio privilegiado, con la de ahora se ha superado.

También declaraba que esperaba que este fuera el último año en que las obras, en su estado actual, se mantuvieran allí. Recordemos que tiene toda su estructura a la vista y paralizada por Costas, en base a una denuncia de algún particular al comprobar éste que ni el Ayuntamiento ni el Ministerio «se habían dado cuenta» del exceso de obra acometido.

Lógicamente, la empresa constructora es probable que presente los pertinentes recursos y, con ello, se dilatará en el tiempo la permanencia de las obras afectadas en la playa de Arenales. Con lo que, no sería extraño, que tomaran el sol algún verano más en el futuro. Al final, y esperemos equivocarnos, podemos tener nuestro particular «Algarrobico» nosotros también. Ya saben, ése gigantesco hotel construido en Carboneras (Almería) en pleno Parque Natural del Cabo de Gata, permitido por Ayuntamiento y Junta de Andalucía y declarado ilegal por el Tribunal Supremo tras denuncias ecologistas. Se decretó su derribo pero ahí está, después de más de diez años paralizado, y sigue tomando el sol tan ricamente. Se ha convertido en un icono negativo de lo lenta que puede ser la Justicia en temas ambientales.

Mucha gente visita la zona del Algarrobico para comprobar cómo se pudo construir algo así en espacio tan singular y, lo que es peor, seguir manteniéndose tantos años después y con tantas sentencias en contra. Es un reclamo turístico, igual que hay un turismo de espacios naturales también empieza a haberlo para visitar lo contrario: lugares singulares donde actuaciones del hombre amenazan sus características.

El hotel de Arenales, el adefesio como le llama nuestro alcalde, podría entrar perfectamente en estos circuitos. La fealdad de la obra descubierta y la primerísima línea de playa que ocupa le garantizan uno de los primeros lugares en ése listado. Si la cosa va a ir para largo, debería el Ayuntamiento ir preparando alguna campaña de promoción para que se pueda visualizar tamaña obra por visitantes interesados en este tipo de actuaciones.

Y puede que no sea el único ejemplo que podamos tener en Elx. El tema del edificio del Mercado Central también lleva un camino sinuoso. Si en su día, en vez de una extraña y precipitada adjudicación para favorecer que una empresa lo derribara, construyera un centro comercial y un parking de casi 300 plazas en pleno centro histórico, se hubiera optado por una rehabilitación que, seguro, se podría haber beneficiado de ayudas europeas, ahora tendríamos un Mercado Central totalmente nuevo, remozado, adaptado a las nuevas demandas de los consumidores y respetuoso con el entorno y con los restos arqueológicos encontrados.

En cambio, lo que ahora hay es un edificio totalmente agujerado en su planta baja, en un estado lamentable en el resto del edificio y con un grupo de placeros que resisten en el primer piso en lo que cada vez más parece el asedio de El Álamo por parte del Ayuntamiento. Y todo pendiente de posibles recursos judiciales y de las indecisiones, miedos e incumplimientos políticos por parte municipal y de Conselleria.

Si, con todo esto, se alarga la situación, y ya lleva algún año así, se prolongará la degradación del edificio actual que, tal vez sea el oscuro objeto de deseo de alguien. Pero con ello el impacto negativo en la zona lo padecerá toda la ciudad. Ejemplos los hay en otros municipios. Debía haberse evitado esta situación con valentía, en su momento.

Todos los estudios de tráfico siempre han desaconsejado el modelo que adjudicó el PP y, los informes de restos arqueológicos confirman que, lo hallado hasta el momento, en su interior, se destruiría.

En cualquier otra situación debiera haber bastado con estos avisos para no seguir adelante. No se atrevieron y en ésas estamos: pendientes de más catas e informes, desalojos, posibles recursos judiciales, etc. Ya veremos cómo acaba todo y cuándo. No podemos permitirnos otro hotel de Arenales en pleno centro de la ciudad. Aún estamos a tiempo de evitarlo.