Vaya por delante que tengo un hijo nacido en Barcelona y otro hijo que se llama Jordi. Vaya por delante que de la única fuente callejera de la que bebo agua es de la fuente de Canaletas... Y vaya por delante que cada vez que escucho la canción de los Juegos de Barcelona 92 interpretada por el Freddy y la Caballé me pasan una de estas dos cosas: si estoy solo igual se me escapan un par de lágrimas y, si estoy acompañado, aguanto el chaparrón y solo se me erizan los pelos del antebrazo.

Digo todo esto porque conociendo al personal ya me veo los palos por la derecha y por la izquierda.

Y bueno, palos aguanto los que me echen, pero lecciones de barcelonismo o de «culerismo»... eso ya me cuesta un poco más.

Solo se las admitiría a algún «soci» de la primera gradería que un día de la Merced del año 57 del siglo pasado estuvo presente en la inauguración del Nou Camp. Todavía viven muchos y yo conozco alguno. A ellos les admito todas las lecciones, pero a los que se les ha ido tiñendo la piel de blaugrana entre twitter y twitter?esos prefiero que me den palos a lecciones.

Que sí, Neymar, que «olé tus ...». Que ya era hora que viniera alguien a redimir a tantos y tantos jugadores (y me refiero solo a los supercracks) que tuvieron que irse de los clubes de sus amores cuando quisieron los directivos de la corbata. Esos que tiraban a los jugadores pegando un puñetazo en una mesa a la que le faltaban las patas de los títulos. Vaya tropa de ventajistas. Temporada sin títulos, pues uno de los figuras a la calle.

¿Quieren que les recuerde a Kubala? Tuvo que cruzar la Diagonal cuando los de la corbata quisieron. Y él se hubiera quedado hasta para regar el césped. O a Paco Gallego, el mejor central que han visto mis ojos, que lo largaron cuando aún le quedaban cinco años en el fútbol de primera. O a Johan Neeskens, pedazo de tío en el campo dándose palos él solo con los tres centrocampistas contrarios y ganándoles la partida. Y lo tiraron cuando quisieron y no he visto llorar tanto a un jugador como el día que se despidió. O a Eladio, espejo en el que tuve la suerte de mirarme de cerca. A él también lo tiraron de Barcelona los de la corbata y se vino al Hércules. Subimos a Primera y jugó todo el año de escándalo y se lo cepillaron.

Y ya que estamos con el Hércules les pongo otro ejemplo... el gran Juanito Baena. Amigo del alma, de los de verdad y no como los amigos que bailan samba con Neymar. El jugador que más veces vistió la camiseta del Hércules en toda su historia. Pues a la calle cuando ellos quisieron. Pero esperen, que no acaba aquí la cosa. Al cabo de unos años volvió al club como médico. ¿Y saben cuándo se fue? Cuando quiso uno de corbata y que fumaba puros como los que están ahora. (por cierto, en esa época Ramírez y sus acompañantes actuales sabían del Hércules lo que yo sé del teorema de Poincaré. Perdonen, pero no lo puedo evitar, es superior a mis fuerzas.

Y siguiendo con lo que íbamos. Les recuerdo también a Zubizarreta, al Cholo Sotil, a Pep Guardiola. Sí. Al Pep, a ese que parece que en su vida nadie le haya dado una orden. Pues resulta que un día le ordenaron irse y se tuvo que ir. Y qué cosa más curiosa. El Pep, que según él tiene todo el derecho del mundo a decidir cuándo se quiere ir de España, no tuvo nunca el derecho a decidir cuando se quería ir del Barça. Las curvas que tiene la vida...

Y para que no digan que se me ve el plumero de mis colores les pregunto si se creen que Míchel, Raúl o Casillas se fueron de su club cuando ellos quisieron. No se equivoquen, los tiraron los de la corbata del Paseo de la Castellana cuando les vino en gana.

Ha pasado toda la vida y en todos los sitios el jugador a pasar por el aro. Hasta que ha llegado el señorito brasileño y ha dicho: «Para aros los míos, que tengo cinco y de todos los colores». Porque no olvidemos que es campeón olímpico. Les podría contar decenas y decenas de casos como los anteriores, algunos de ellos los conozco tan a fondo que parecería que me habían pasado a mí.

Por eso yo, me alegro, y mucho de que las cosas hayan cambiado.

Lo dicho Neymar, gracias por estos años y tú y el Barça a triunfar por caminos diferentes. Y si nos cruzamos algún día ojalá os metamos otros seis como en la primavera pasada. Como nuestra relación se va a distanciar y vamos a perder el contacto, te lo digo por última vez y en la lengua que mejor suena y no parece una grosería. Neymar... olé tus cullons.

Para finalizar, sólo te digo que es una pena que no tengas el corazón del tamaño de tu cuenta corriente. Te lo digo porque no vas a poder disfrutar en París de algo que para mí no tiene precio pero que tiene más valor que tu cláusula.

Escuchar la Marsellesa en el campo del Parque de los Príncipes, campo donde tú vas a jugar y donde te la van a poner muchas veces, que para esas cosas son muy suyos. La verdad es que me da pena que no la disfrutes por no tener corazoncito...