Charles Darwin, padre de la Teoría de la Evolución, autor del libro «El origen de las especies» dialoga con un Celacanto (lo llamaremos Cela para abreviar). El celacanto es un monstruo marino que vive en las profundidades, está a mitad de camino evolutivo entre un pez y un artrópodo, es decir, es el paso intermedio que dieron los seres marinos para adaptarse al medio terrestre hace casi 400 millones de años, en el cámbrico. Su aspecto recuerda a un pez prehistórico, detenido en la evolución, que parece estar a punto de sufrir una metamorfosis y cambiar sus aletas por patas.

El celacanto ha vivido todo este tiempo aislado en las profundidades abisales y prácticamente no ha evolucionado en los últimos centenares de millones de años, es por lo tanto, un fósil viviente.

Llegaron a Elche sobre las 16.30, hacía sol, mucho; y la temperatura en la calle era bochornosa. Ni siquiera dentro de Santa María el calor daba tregua, pues ésta se encontraba, como todos los 14 de agosto de los últimos 400 años, abarrotada. La gente esperaba a que comenzara la Vespra y el pobre celacanto no entendía muy bien que hacían allí.

Cela: Pero Charles, ¿qué me has traído a ver aquí? No tiene pinta de haber ni rastro de ningún fósil y lo más parecido, la Dama, está en Madrid...

Darwin: Te equivocas Cela. Hoy te voy a enseñar un verdadero fósil. Pero un fósil vivo, igual que tú. Verás, toda esta gente está esperando para celebrar un «drama litúrgico» como aquellos que se celebraban allá por la edad media y de los que no quedan más que vestigios esparcidos por toda Europa occidental. Sin embargo, los ilicitanos han conseguido mantener vivo el suyo.

Cela: ¿En serio? No parece, por lo que oigo, no es latín lo que cantan y parece que hay varias voces, no solo gregoriano y todo este montaje... que no, que no, que esto no es un drama litúrgico.

Darwin: Bueno, el drama litúrgico sería como tu primo el Tiranosaurus Rex, que estiró la pata hace mucho, te he dicho que este drama es como tú. Ha ido cambiando y por eso ha sobrevivido, no es medieval, ni tampoco renacentista ni barroco pero a la vez lo es todo junto. Es un ser vivo del siglo XXI nacido en el medievo.

Cela: Pero yo he conseguido sobrevivir en las profundidades del mar, donde no llega casi ni la luz. Esto está a la vista de todo el mundo.

Darwin: No siempre fue así, hoy es Patrimonio de la Humanidad, contemplado y estudiado por mucha gente, pero durante muchos siglos esto fueron las profundidades abisales de la cultura Europea. Aquí llegaban las modas poquito a poquito, como la luz donde tú vives.

Cela: Bueno, tampoco es para tanto. Yo sobreviví a un meteorito...

Darwin: El Misteri también tuvo su meteorito, lo llaman Concilio de Trento. El impacto de esta reforma fue tal, que cambió toda la atmósfera litúrgica de la Cristiandad Católica y provocó que prácticamente todos los dramas similares acabaran desapareciendo. Se pueden contar con los dedos de la mano los que consiguieron sobrevivir, El cant de la sibil·la y pocos más, sólo aquellos que supieron adaptarse, sobrevivieron.

Cela: Y luego las glaciaciones...

Darwin: Síííí... de eso también han tenido aquí, una de las más gordas fue la desamortización del siglo XIX. Dejó a la capilla de música de Santa María sin plumas y cacareando allá por 1836. Aunque también tuvo su parte positiva, lo que no te mata te hace más fuerte.

Cela: Sin embargo, ahora las cosas han cambiado mucho, está todo mucho más contaminado por elementos extraños igual que dónde yo vivo, los cambios del ecosistema son cada vez más bruscos...

Darwin: Exacto, por eso los ilicitanos tendrán que adaptarse, modificar las estructuras que dan soporte a la Festa para lograr sobrevivir en el siglo XXI y que en el fondo, todo pueda seguir igual.

Cela: Si han sobrevivido hasta hoy, no me cabe duda de que lograrán reinventarse y adaptarse a cualquier contratiempo.

Darwin: Estoy seguro, la Festa ha sobrevivido a todo. Sobrevivirá incluso al actual Patronato del Misteri.