Christopher Nolan es un director de cine inglés, dotado de un vigoroso talento y sentido artístico, y realizador de películas como El caballero oscuro, Interstellar, El truco final o Memento, que es un thriller que ha venido a convertirse en película de culto por su original planteamiento e inquietante intriga.

Y asisto, sin demasiado entusiasmo y esta vez no soy yo quien elige, a su última película titulada Dunkerque, que narra una historia inspirada en hechos reales y en la que, en plena Segunda Guerra Mundial, un batallón de soldados franceses e ingleses, rodeados por las fuerzas enemigas y atrapados en la playa, se enfrenta a un peligro inminente, relatando el filme la difícil operación de salvamento y evacuación que permitió el rescate de más de trescientos mil soldados. Leo varias críticas profesionales de dicho filme, que resultan coincidentes en afirmar que se trata de una gran película, rodada con intensidad y dramatismo, en la que el director toma decisiones que se califican de atrevidas como que el espectador nunca verá a los villanos, aunque será observador de sus acciones, o que habrá poco diálogo pues se pretende que la fuerza radique en las imágenes y en la lucha incierta por la supervivencia.

Termina la película y son bastante generalizados los comentarios elogiosos,y me planteo al respecto por qué nos cuesta expresar en ocasiones determinados sentimientos u opiniones, como podría ser en este caso el que no me haya gustado especialmente esta cinta.

Figurando, se indica, entre tales razones, el miedo al rechazo de terceras personas o el temor a entrar en conflicto o a provocar repulsa o enfado.

De manera que llega mi turno y explico que la película no profundiza en los sentimientos de sus protagonistas, con los cuales nunca llegas a empatizar, y de los que no llegamos a conocer su pasado ni sus razones, sino únicamente su lucha por sobrevivir.

Y que la banda sonora del excelente Hans Zimmer es machacona y ausente de melodías, abusando de excesivos impactos sonoros y buscando únicamente crear tensión en las imágenes. O también que los protagonistas únicamente intentan escapar, sin que se desarrolle una historia y un reflejo de emociones, por lo que resulta un filme aburrido y sin esencia.

Y con la idea de que tenemos que desarrollar la asertividad que, entre otras cosas es decir lo que realmente pensamos, de un modo directo y claro, defendiendo ideas y sentimientos propios, con prudencia y respeto, les digo que para mí hay una película bélica que no es esta y que refleja el realismo, exacto y duro, del campo de batalla en la Segunda Guerra Mundial y en la que se narra con fuerza y estilo una emotiva y épica historia que analiza sus personajes y que resulta hipnótica y cautivadora.

Sabéis de cuál hablo, ¿verdad? Y, claro, todos aciertan.