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Luis M. Alonso

Desigualdad e igualdad

Las cosas que no pueden ser y, además, son imposibles

El PSOE, precisamente el único partido que mantiene en sus siglas la palabra español, ha vuelto a renegar de España como un concepto único a cambio de ofrecer el planteamiento vago y difuso del plurinacionalismo, algo que no está demasiado claro en qué consiste. Ni los mismos socialistas lo saben pero han empezado a jugar la partida de la asimetría para poder contar en el futuro con el apoyo del independentismo periférico contra Rajoy. Si para que caiga Rajoy hay que derribar antes el edificio que a duras penas sostiene la solidaridad territorial la izquierda estará haciendo un pan como unas tortas, pero me temo que son otros los pájaros que revolotean en la cabeza de Pedro Sánchez no los que guían los intereses de todos los españoles. A estas alturas, ser de izquierdas o de derechas no significa gran cosa, son dos de las infinitas clasificaciones que los seres humanos pueden elegir para seguir siendo imbéciles. Importa lo que la derecha, la izquierda o el centro, están dispuestos a hacer por este país social y humanamente para que siga siendo posible vivir en él independientemente del territorio que uno habite. Adriana Lastra, flamante vicesecretaria general del PSOE, se ha apresurado a responder que no hay contradicciones en la España plurinacional y, por tanto, asimétrica que propugna el socialismo rampante. Los socialistas, dice ella, jamás van a defender algo bueno para unos españoles y malo para otros. Pero la igualdad con varias velocidades resulta imposible. Peor que no saber qué somos como españoles es no enterarse de dónde estamos. Y eso empieza a ser para muchos una adivinanza, envuelta en un misterio, dentro de un enigma.

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