Lo imposible es una película dramática protagonizada por Naomi Watts y Ewan McGregor, basada en hechos reales, que cuenta la historia de una familia que viaja a ese bello país del Sudeste asiático que es Tailandia, para disfrutar de las vacaciones de Navidad en la playa, cuando una mañana, y estando todos en la piscina, un tremendo tsunami o gigantesca ola proveniente del mar destroza el hotel, y gran parte de la costa. Y es que, en el año 2004, en el océano Índico tuvo lugar un terremoto submarino, que fue causante de que se produjeran una serie de tsunamis con olas de hasta treinta metros de altura, que sacudieron la costa de países como Tailandia, y con ella sus principales destinos turísticos como el balneario de Patong o Phuket.

Y es a partir de ese suceso que el director español Juan Antonio Bayona, realizador también de Un monstruo viene a verme y El Orfanato, aborda el drama humano de una familia que se encuentra en el lugar de los hechos, y que debe enfrentarse a los mismos, y a la incertidumbre y desesperación que surge a su alrededor. Y es frente a situaciones dramáticas o adversas cuando aparece el valor de la resiliencia, que se define como la capacidad de hacer frente a las mismas y de afrontar los malos o peores momentos, dando un sentido a cada acción que se lleve a cabo, teniendo coraje y esperanza, con actitud mental positiva y creativa, construyendo una interpretación de los hechos que nos permita seguir adelante, y transformando ese dolor y angustia en fuerza y energía.

La resiliencia es la aptitud para enfrentarse a situaciones desfavorables, y ser capaces de sobreponernos, viendo las dificultades de la vida como retos a superar, con la idea de que somos capaces de afrontarlos y de encontrar posibles soluciones, con confianza y seguridad en uno mismo, dispuestos a seguir adelante, con fuerza y optimismo, procurando adquirir ánimos y energías, que nos harán flexibles como el junco que aguanta las embestidas más destructivas del río, o el cobre, metal dúctil y moldeable, y actuando con valentía, esperanza y optimismo.

Y con estas ideas en mi cabeza, vuelvo a revisar esa magnífica película de esfuerzo y superación, inspirada en la tragedia que se llevó decenas de miles de vidas en las riberas del Pacífico, aunque antes, me digo, voy a echar un vistazo en la red a los que imagino impresionantes paisajes de rocas, exóticas playas, imponentes templos y bellos paisajes por, bueno, quién sabe, un posible viaje a Tailandia o al menos para que vuele, y bien alto, mi imaginación.