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Mentirosos, sí; corruptos, no

El cambio de rumbo de la política económica de Tsipras en Grecia

El barrio de Exarchia fue durante décadas el bastión anarquista de Atenas. Allí, entre contenedores en llamas, acababan todas las manifestaciones que tuvieran cualquier lema anticapitalista. Los bancos, que suelen ser insensibles pero no ignífugos, hace tiempo que huyeron de los bajos comerciales del barrio y en uno de ellos abrió su primera sede Syriza, la coalición que pretendía extinguir el "austericidio" en el que se iba a consumir el pueblo griego. La chispa prendió y ese partido de barrio que lidera el izquierdista radical y ateo Alexis Tsipras ocupó, tras pasar por las urnas, la parte más noble del edificio del Parlamento Helénico. De Exarchia a la plaza Sintagma, que tiene en un extremó la sede del Gobierno y en el otro el McDonalds.

Dos años después, los vecinos de toda la vida, los punkis, los mendigos y los hipsters de barbotas que pueblan Exarchia siguen quemados y empiezan a sentirse estafados por el inquilino del edificio del Parlamento Helénico. Ellos votaron a un partido radical que ahora sigue al dedillo las directrices de la Comisión Europea, del FMI y del Banco Central Europeo; que meses después de ganar las elecciones acabó aceptando un programa de rescate con unas condiciones más duras que las que habían sido rechazadas por un 61% de los votantes, y que ha dado varias vueltas de tuerca a la presión fiscal, a las privatización de servicios y a los recortes del gasto público que han sufrido directamente, sobre todo, funcionarios y pensionistas.

Los popularidad de Tsipras ha caído en picado, pero el primer ministro está convencido de que Grecia saldrá de la crisis y de que eso será lo que al final se juzgará. No se arrepiente del camino recorrido y sólo admite que "el mayor error fue la elección de ciertas personas en puestos claves del Gobierno", en clara alusión a su ex ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis.

Los apoyos que Syriza que ha perdido en barrios como Exarchia los ha ido ganando en las instituciones europeas. La CE acaba de anunciar que sacará al país del procedimiento de déficit excesivo (PDE) y el Eurogrupo y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) aprobaron también el desembolso de 7.700 millones de euros del tercer programa de rescate de Grecia, lo que garantiza un verano sin tensiones en las arcas públicas.

Bruselas cree que Grecia va camino de la recuperación y ello a pesar de que el PIB sigue estancado, la tasa de desempleo ronda el 22%, más del doble que la media europea, y la deuda pública sigue cerca del 200% del PIB. Pero al menos ha contenido el déficit, lo que desde la CE se ve como un buen síntoma, sobre todo porque es fruto de las reformas que Tsipras ha aplicado al dictado de la Troika.

"Si sales a la calle a preguntar sobre este Gobierno, muchos dirán que somos mentirosos, pero nadie dirá que somos corruptos o deshonestos ni que metimos la mano en la caja», señaló Tsipras en una entrevista concedida al diario británico "The Guardian". Seguro que ese encuestador evitaría las inflamables calles de Exarchia. Como los bancos.

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