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El Santo Grial español

Lunes

EL ORFEÓN

Enrique Iglesias actuó anteanoche en Santander y los veintiséis mil espectadores se sintieron engañados por la brevedad del concierto y la utilización en diversos momentos del play-back, que en cualquier caso resultaba de agradecer ante las dificultades del artista para entonar. Inevitablemente, Revilla ha parloteado con indignación aunque por una vez no ha culpado a Rajoy del desaguisado. Tengo dificultades para asimilar estas incidencias lúdicas. Cuando el refranero sentencia «sobre gustos no hay nada escrito», se refiere a una comparación absurda entre Beethoven y Mozart, no a otra mucha más absurda entre Aretha Franklin y la vecina del quinto aficionada a la copla. Sobre gustos puede y debe escribirse mucho, y en la parte que afecta a Enrique Iglesias tanto da que desafine como que alargue su repertorio hasta la madrugada: es un espanto musical íntegro. La integridad del espanto reside en que aúna melodías inspiradas por «Tengo una vaca lechera» y pareados tan líricos como «tráeme el alcohol que quita el dolor». Creo que es una buena ocasión para preguntarse si está más loco el loco o quien paga ochenta euros por aplaudirle.

Martes

TARJETA ROJA

Esta mañana han detenido a Villar, que ya era presidente de la Federación Española de Fútbol cuando se jugaba con botas de siete leguas, pañuelo en la frente para prevenir brechas y pelota con costuras de esparto. Se le acusa del habitual catálogo de delitos vinculados al desvío de fondos en provecho propio. Hace unos cuantos años, escribí aquí sobre la espeluznante Santa Mónica Sports, la empresa que explotaba los derechos de la selección nacional por concesión federativa y ahora aparece subrayada con tinta indeleble en los legajos de la Audiencia Nacional. Pero Santa Mónica Sports sólo es uno de los capítulos de la trama. También se investigan partidos amistosos de la selección nacional con comisiones trucadas, sobornos a cargos federativos para garantizarse su apoyo, cambalaches con proveedores de material, subvenciones en paradero desconocido (el Santo Grial español: ¿Dónde está la subvención?) y, naturalmente, las ayudas a Haití. Allí siguen esperando los hospitales de Blasco y los campos de fútbol de Villar. En el Caribe ignoran que un terremoto también puede ser una bendición.

Miércoles

ET IN ARCADIA EGO

Miguel Blesa ha extinguido sus responsabilidades por el método más breve previsto en el Código Penal: la muerte. Esta mañana se ha suicidado, aunque algún reportero especula con la posibilidad de que pueda haber sido asesinada una persona que se encierra con una escopeta en un garaje a la vista de un testigo. Blesa es el símbolo trágico del «capitalismo de amigotes» como los palcos futboleros son su símbolo triunfal. Algunos profetas del apocalipsis que sitúan Sodoma y Gomorra al sur de los Pirineos creen que nosotros lo hemos inventado. Les recomiendo la película «Margin Call», la autopsia de una crisis financiera mundial provocada por media docena de cuellos almidonados que pretenden salvar sus cuentas corrientes. A nosotros nos resultan inalcanzables estas magnitudes y más modestamente lamentamos la ruina de unos miles de accionistas a quienes se presentaron cuentas falseadas, la pérdida de ahorros de otros tantos preferentistas que confiaron en sus interesados gestores, o la evaporación simultánea de vivienda hipotecada y cantidades amortizadas con que una mañana se desayunó el futuro pelotón de los sin techo. Pero la crisis ha pasado.

Jueves

A ESCOTE

El Tribunal de Cuentas ha iniciado los trámites para que Artur Mas y tres ex consejeros paguen los gastos ocasionados por la consulta del 9-N. Hablamos de cinco millones de euros y, curiosamente, Artur Mas ha puesto mayor énfasis en su insolvencia que en la opresión del Estado, un buen indicio de que la retórica patriotera titubea ante una amenaza verosímil. A partir de aquí, el delirio cómico: Junqueras ha amenazado con que cada catalán dará dos euros para cancelar la deuda y Turull, un nuevo «conseller» que sobreactúa como todo debutante, asegura que con uno bastará. La discrepancia aritmética obedece a que Junqueras habla de los participantes en el 9-N, mientras que Turull presume que «todos» los catalanes donarán un euro. Como nadie sabe cuánta gente votó el 9-N, Junqueras tampoco puede saber si la recaudación alcanzará para saldar la deuda o para comprar el edificio del Tribunal de Cuentas; en cuanto a Turull, convendría que aclarara cómo piensa persuadir a los votantes de Ciudadanos y PP para que depositen un euro en las mesas petitorias del «procés».

Viernes

EL ESPECTRO DEL GENIO

Los llamemos bastardos, naturales, adulterinos o ilegítimos, los hijos concebidos fuera del matrimonio han sido sello de distinción de las clases pudientes desde Moisés (lo del bebé descubierto en un canasto que arrastraba el Nilo no cuela). El caballerizo del rey no embarazaba a la reina y a sus hijas; en cambio, los hijos de todas las criadas se parecían al rey. Hasta la llegada del ADN, de la igualdad entre sexos y, ante todo, del reconocimiento de derechos para esta prole, las únicas consecuencias del guirigay fueron que el árbol genealógico de los Romanov parezca la jungla amazónica. Hoy abundan las reclamaciones de paternidad y Salvador Dalí, el menos probable de los sospechosos, fue exhumado ayer a requerimiento de una presunta hija que, comprensiblemente, aspira a tener un padre legal, ser marquesa y participar en la herencia de trescientos millones de euros. Los custodios del legado han hablado de «profanación» sólo porque no se les ocurre otra cosa ante la posible aparición de la intrusa y una de las forenses ha comentado con cariño que el bigote «conserva su clásica postura de las 10 y 10», un epílogo ajustado a la densidad del tema.

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