Ando estos días trabajando e interviniendo en diferentes actividades relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como la grabación de un MOOC (siglas de Massive Online Open Course), un curso universitario accesible a través de la plataforma EDX vinculada al Instituto Tecnológico de Massachusets, el famoso MIT, que en España se gestiona desde la Universidad Politécnica de València.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible fueron aprobados por 193 países en el seno de las Naciones Unidas con el propósito de movilizar la acción internacional en torno a objetivos comunes, fijándose como plazo el año 2030. Para ello, aunque se proponen luchar contra la pobreza y la desigualdad, por vez primera integran y equilibran tres dimensiones básicas del desarrollo sostenible: la económica, la social y la ambiental, proporcionando una valiosa hoja de ruta para articular políticas mundiales que comprometen a todos los países, con el propósito final de construir un planeta mejor para las generaciones futuras.

Todos los países firmantes son sometidos a evaluaciones muy detalladas en cada uno de los 17 objetivos y 169 metas que componen esta Agenda 2030, por medio de los 230 indicadores aprobados por la Comisión de Estadística del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. Estos días se están conociendo los informes de evaluación correspondientes al año 2016, en los que se recoge una detallada información de cada país y donde España no sale precisamente muy bien parada.

A la luz de los datos que se acaban de difundir, una vez más, los países nórdicos encabezan el cumplimiento de esta agenda internacional, habiendo desplegado una estrategia muy amplia para comprender bien el significado de estos ODS y aproximar sus políticas a cada uno de los objetivos comprometidos, identificando de manera precisa las responsabilidades de cada institución. Como se suele decir, algo tendrá el agua cuando la bendicen, porque una y otra vez, en todos los índices e indicadores mundiales de desarrollo social, bienestar y respeto medioambiental, estos países lideran las clasificaciones.

Por el contrario, España ofrece datos mucho más desalentadores en el cumplimiento de esa agenda mundial, colocándose en el puesto 25 a nivel mundial y retrocediendo en algunos de sus anteriores avances, como sucede en la igualdad de género, por la caída en el número de mujeres parlamentarias y por la brecha salarial entre hombres y mujeres. Además, España tiene una calificación particularmente mala en los objetivos relacionados con el cuidado de los ecosistemas marinos (ODS 14), en la protección medioambiental y de los ecosistemas terrestres (ODS 15), así como en la adopción de medidas para combatir el cambio climático (ODS 13). Mención aparte merecen los indicadores sociales, en algunos de los cuales España figura con calificaciones particularmente bajas, como en lograr pleno empleo y trabajo decente (ODS 8), en la reducción de la desigualdad (ODS 10), junto a la cooperación internacional y ayuda al desarrollo (ODS17). Esto también forma parte de nuestra polémica «Marca España», por mucho que sus promotores no quieran mencionarlo.

A todo ello hay que añadir la pasividad, cuando no la incuria, con la que viene actuando el Gobierno del PP en todo lo que se refiere a este importante acuerdo mundial, sin emprender ninguna iniciativa destacable, a diferencia de lo que están haciendo desde hace tiempo los países de nuestro entorno. Basta mencionar, como ejemplo, que en la plataforma de conocimiento que las Naciones Unidas tienen sobre los ODS y donde se recogen los informes y datos de todos los países, en el caso de España los documentos e informes son de los años 2008 y 2010 (e incluso en algún caso de 2000).

Por el contrario, la Comunidad Valenciana destaca como una de las regiones del mundo que con mayor énfasis ha desplegado una amplia estrategia de trabajo en torno a la Agenda 2030, por encima de la pasividad del Gobierno central. De esta forma, desde la Conselleria de Manuel Alcaraz, su director general de Cooperación, Federico Buyolo, ha adoptado los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 como guía de las políticas públicas y de cooperación de la Generalitat, poniendo en marcha una estrategia de trabajo específica con impacto en el Gobierno autonómico y en los ayuntamientos de toda la Comunidad, únicas en España. Así, se han puesto en marcha diferentes intervenciones que vinculan a universidades, ONG, ayuntamientos, organizaciones sociales y económicas de las tres provincias valencianas. Junto a ello, se ha creado un Alto Consejo Consultivo para la Agenda 2030, junto a una comisión interdepartamental que periódicamente revisa avances y establece nuevas intervenciones. De hecho, la creación de un MOOC por las universidades valencianas, dedicado específicamente a ofrecer formación especializada en todo el mundo a través de una plataforma universitaria creada al efecto para Internet, es una de las muchas líneas de trabajo que en la actuaEste es el resultado de creer y trabajar a favor de los acuerdos internacionales que también comprometen a las administraciones regionales.

@carlosgomezgil