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Miguel Abad Miró, más omitidos

Miguel Abad Miró, (Alcoy 1912- Sevilla, 1994), un artista cuya obra y vida son el testimonio de momentos determinantes en la historia de nuestro país, tanto en la expresión pictórica, como en la comprensión de las políticas culturales desarrolladas durante la guerra, la postguerra, la dictadura, la transición. Desde la expresión en libertad, con el conocimiento de los movimientos europeos, al compromiso social, a la represión y al olvido. Con una obra rotunda, figurativa, simbólica, surrealista, realista, mitológica, con un dibujo contundente, hábil, pero sin la autocomplacencia en un virtuosismo fácil. Abad Miró nunca buscó lo fácil, sino la autenticidad, la inteligencia. Su relación de amistad, de solidaridad, de fidelidad con el poeta Miguel Hernández dan fe de ello. A partir de su encuentro, la obra del pintor, una parte importante, redundará alrededor de sus poemas, incluso de su figura, con un fuerte componente autobiográfico. En 2003, en el Ateneo de Madrid se expuso por primera vez Boceto para un recuerdo de Miguel Hernández muerto que empezó alrededor de 1980 y terminó siete años después. Según palabras de Adrián Espí Valdés, «una escalofriante obra. La planimetría del ataúd, la pobreza del madero, la posición del poeta muerto, casi hecho un guiñapo. La cabeza estirada, y efectivamente los ojos abiertos, sin iris, como `aquellas ventanas´ que en su día contemplara dentro del más inmenso de los dolores y desgarros». Esta es la exposición más reciente de su obra: Miguel Hernández y Abad Miró. Poesía y pintura. Incluida en el II Congreso Internacional Miguel Hernández. Anteriormente, el pintor preparó dos obras para la exposición, 50 por 50, en el cincuentenario de su muerte, La sangre del poeta y El hombre acecha, ésta, actualmente, en el Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni, Vilafamés. De la amistad con Miguel Hernández quedó un proyecto irrealizado, que, a pesar de la coyuntura bélica, promovía una actitud muy abierta a la modernidad, en la unión de poesía, pintura y música, con la colaboración del músico Rodríguez Albert. Rafael Alberti aceptó su edición, pero la guerra pudo más.

De sus paisajes, propiedad del Perpetuo Socorro de Alicante, tenemos una visión de terrazas, con una compleja composición, deudora de las vanguardias rusas. Un dibujo de concepción escultórica, geométrica, en los retratos o figuras autobiográficas, en los personajes de las cárceles en las que fue recluido, Hombres solos. Abad Miró no fue un seguidor de movimientos al uso, buscó una poética muy diferente a la establecida, una manera distinta para expresarse, poseedor de una sensibilidad y una mirada críticas.

Cuando un artista es capaz de elaborar un mundo de imágenes diferente, es debido a una personalidad y un conocimiento incuestionable. Alicante ha dado personalidades capaces de hacer obras de una modernidad y un riesgo insólitos, pero dónde están, omitidos.

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