Ilusionados , creíbles y coherentes, era el ánimo con el que titulábamos nuestro último artículo en apoyo a Pedro Sánchez. Ahora podemos repetir lo mismo proclamando la necesidad de un cambio en la dirección y estilo del PSOE en el Comunidad. Y esa coherencia no es sólo al apoyar a Rafa García como candidato a la Secretaría General del PSPV, sino que resultará más patente y creíble cuando respaldemos cambios en las secretarías provincial y local de Alicante. Esa coherencia es un factor fundamental en la credibilidad del proyecto. Porque nos ilusiona que el cambio llegue a niveles más próximos.

Nadie cuestiona la labor de Ximo Puig en la Presidencia de la Generalitat -ni la del alcalde Echávarri, o de otros cargos públicos- ni mucho menos su trayectoria y honestidad personal; ni, por supuesto, la de Rafa García; lo que pretendemos cambiar es el vaciamiento del PSOE, y la desmovilización que se agrava cuando las mismas personas que dirigen el partido ocupan las instituciones. Vaciamiento, desmovilización y marginación de los comités nacionales, provinciales o asambleas locales convertidos en órganos de ratificación de decisiones ya adoptadas. Hay ejemplos recientes: las actuaciones en el Comité Federal de octubre pasado y la abstención subsiguiente a la candidatura de Rajoy, o lejanos en el tiempo aunque próximos, como el apoyo al PP en los proyectos de Ikea-Rabasa. Estamos ilusionados en propiciar un funcionamiento diferente del PSPV-PSOE, el que tuvo y nunca debió perder. No es de recibo que el partido se dirija desde las instituciones: ha sido y debe ser al revés, sin que eso suponga cuestionar los programas de gobierno. Son los militantes y la organización las que llevan a los equipos de gobierno y a las instituciones los problemas, las inquietudes, las necesidades y las propuestas de la ciudadanía y de nuestros electores. Si el partido se esclerotiza no es difícil que los cargos públicos se conviertan en un grupo cerrado e insensible a las necesidades ciudadanas. No planteamos una bicefalia, sino dos organizaciones, institución y partido, con dos liderazgos. En la actualidad son dos organizaciones con una sola cabeza, lo que lleva a hacer del partido una sombra de los cargos públicos, cuando no a un liderazgo esquizoide.

Alguien ha dicho, desde el entorno de Ximo Puig, en un «arrebato de generosidad» que va a crear una secretaría para la militancia. Parecería broma si no fuera dramático. Esa misma propuesta denota el ninguneo a la militancia, que no necesita que le ofrezcan una secretaría, sino que sean suyas en su integridad las ejecutivas que elige. «La participación y el empoderamiento de la militancia, la transparencia, la eficacia, la apertura del PSOE y de las Casas del Pueblo a la sociedad española y a las organizaciones progresistas, la rendición de cuentas, serán señas de identidad de una nueva época», eso pregona la ponencia aprobada en el último Congreso: «Un modelo de partido para una nueva socialdemocracia» ( http://www.psoe.es/media-content/2016/04/Resolucion-Politica-39-Congreso.pdf). Y esa misma ponencia explica que «las funciones de un partido político son básicamente cuatro y actualmente el PSOE no está cumpliendo adecuadamente con todas ellas». «Hacer llegar la política a la ciudadanía», «canalizar la participación política de los ciudadanos» y como subraya antes, «ello implica una buena capacidad de preselección de candidatos adecuados y de formación de cuadros políticos». «El sistema de selección de candidatos y de cuadros políticos en el PSOE ha llegado a ser endogámico y presenta carencias que han dado lugar a problemas de agotamiento». Para llevar adelante este modelo de partido son necesarios nuevos militantes en la dirección del mismo. La continuidad en la dirección del PSPV se apoya en la continuidad de las ejecutivas provinciales y locales. No habrá cambios en los niveles más próximos, si el cambio en la dirección federal se cortocircuita en la Comunidad.

Cualquiera que conozca la historia del PSOE sabe que se ha gobernado más tiempo y mejor cuando los órganos de dirección han tenido autonomía, y no han sido el eco de los correspondientes gobiernos. Cuando las direcciones del partido en cada nivel han sido un apoyo a los compañeros en las instituciones y, a la vez, han ejercido una supervisión rigurosa de sus actuaciones. Eso supone también una tensión dialéctica entre ambos polos, lo que no siempre ha sido fácil. Y esa tensión, con lealtad, es enriquecedora para el PSPV-PSOE, para las instituciones y para la sociedad. Por eso estamos ilusionados por un cambio coherente y creíble.

(*) Firman también este artículo Rafael Arnau, Javier Vidal, Gaspar Hernández, Luis Briñas y Antonio Balibrea, militantes socialistas y miembros de la tertulia «La Novena».