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Martín Caicoya

El dolor de cabeza

La frecuente cefalea de tensión es difícil de entender y se trata con medicamentos que son poco más eficaces que el placebo

El dolor de cabeza es uno de los problemas de salud más incómodos y complicados. Hay expertos neurólogos dedicados casi exclusivamente a esta patología. La cefalea más frecuente y la más difícil de entender es la que se denomina de tensión. Convencionalmente se dice que ocurre como consecuencia de la tensión mantenida de los músculos del cuello y cráneo.

La teoría de la contractura muscular como origen de dolor es falsa. Postula que al impedir circular la sangre se acumulan sustancias tóxicas. Esto provoca más contracción: círculo vicioso. Aunque no es raro encontrar zonas más densas en los músculos dolorosos, zonas que al presionar sobre ellas exacerban los síntomas, al mismo tiempo hay otras zonas supuestamente contracturadas sin clínica. Además, y es lo más importante, colocado un electrodo sobre el músculo en reposo no se percibe actividad en esas regiones más densas. Porque no hay una contracción, es decir, no hay actividad eléctrica. Todo el mundo sabe que nos guiamos por las corrientes eléctricas para estudiar el funcionamiento de los músculos. El caso del corazón es el más popular: el electrocardiograma. Cuando cesa el flujo eléctrico ambos son planos. Nos lo muestran en las películas cuando el corazón de un paciente monitorizado deja de latir. Pues en los músculos voluntarios con electrodos de superficie podemos ver si hay o no actividad y cuánta. Y he podido comprobar repetidas veces que en esas zonas "contracturadas", dolorosas o no, cuando el sujeto está en reposo no la hay. Son zonas en las que la densidad se incrementa por fenómenos puramente tisulares.

En el músculo se encuentran unas terminaciones nerviosas libres que cuando se irritan transmiten al cerebro la sensación de dolor. Las dos principales sustancias que activan esos receptores son el ATP y los hidrogeniones. Como el músculo está cargado de ATP, las baterías donde se almacena la energía resultantes de quemar los nutrientes, cuando se desgarra, éste sale de las células musculares e irrita esas terminaciones nerviosas. Igualmente, las lesiones musculares producen un descenso del pH. Por eso hay dolor muscular cuando no llega sangre al músculo y se produce isquemia y acidosis, la clásica claudicación del que sufre arteriopatía periférica o la angina de pecho. También hay dolor en los espasmos musculares y los calambres; y en los puntos gatillo miofasciales, entre otros. Además del ATP y la acidez, los denominados mediadores de la inflamación provocan dolor muscular. Éstos son los responsables de la extrema sensibilidad a la palpación y la razón de que se aminore con los antiinflamatorios, tipo ibuprofeno, porque son inhibidores de los mediadores de la inflamación.

Esas neuronas periféricas llevan el impulso a la médula espinal, donde lo reciben otras y, cuando el tráfico es intenso, las segundas neuronas se hacen más sensibles y alertan, de manera que con poco estímulo se activan y llevan el mensaje a un cerebro que también responde bajando el umbral de recepción y activando más neuronas interpretadoras del dolor. Son los primeros pasos para su cronificación.

Los puntos gatillo miofasciales son pequeños endurecimientos palpables situados en la profundidad del músculo. Se cree que son nudos consecuencia de la isquemia producida por lesiones musculares, isquemia que irrita las neuronas nocioceptivas y explica el dolor a la palpación. Los sujetos con puntos gatillo tienen dolor en los tendones de esos músculos, provocada por la permanente contractura; y lo más curioso: cuando se activan esos puntos se siente dolor en un lugar alejado. Este tipo de dolor no responde a antiinflamatorios porque no está producido por esos mediadores. El alivio que algunos experimentan al inyectar localmente suero salino puede resultar de la dilución de las substancias irritantes allí acumuladas.

La teoría más sólida, aunque no suficientemente fundamentada, que intenta explicar la cefalea de tensión es que se trata de un dolor miofascial y que los puntos gatillo pueden tener un importante protagonismo. En los pacientes con cefalea de tensión hay más puntos gatillo y están mucho más activados que en sujetos sin ella. Además, el dolor se asocia a una mayor sensibilidad a la palpación en los músculos del cuello y cráneo, y no es porque haya inflamación.

El dolor de cabeza por tensión suele ser de intensidad leve a moderada, bilateral, no pulsátil, no se agrava con la luz, el ruido ni las actividades de la vida diaria ni se precipita con algún tipo de comida.

Una vez que se tiene una idea, aunque vaga y provisional, de cómo ocurre, la cuestión es cómo tratarlo. No hay una respuesta convincente. Los analgésicos, que incluyen el más elemental, paracetamol, un gramo en dosis única, o lo que son también antiinflamatorios, como ibuprofeno, una dosis de 200 a 400 mg, son poco más efectivos que los placebos. En la llamada episódica, con ellos se consigue que desaparezca el dolor a las dos horas entre el 16 y el 37% de las veces.

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