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Manolo Alarcón

Los mejores

El turismo se convirtió hace ya mucho tiempo en una panacea para esta provincia que no sabemos o no queremos valorar en su justa medida y eso que tenemos lo mejor de lo mejor. Seamos triunfalistas: cada vez que viajamos comprobamos que no existe comparación alguna entre la relación calidad/precio que ofrecen los establecimientos turísticos de la Costa Blanca y lo que nos encontramos por cualquier parte. El sablazo que te dan, principalmente fuera de nuestras fronteras, entre hoteles antiguos de moqueta de los tiempos de maricastañas y muchos más caros y/o alejados del centro, nos debería animar a quedarnos por aquí pero, ya se sabe, el Reino Unido es el Reino Unido; y Francia, Francia. Hay que fardar de vacaciones y cuanto más lejos, mejor que mejor, que es lo que mola.

Por mucho que nos quejemos, tenemos las mejores playas y precios, para todos los bolsillos en cualquier bar/restaurante. A veces, es cierto, pecamos de un exceso de exigencia con nosotros mismos -que está bien-, pero cuando te pones a comparar y escuchas que todo el mundo se tiene que ir como obligación y/o penitencia a Ibiza cada verano, donde no tienen donde poner el culo (perdón) sobre la toalla y las «birras» valen 7 euros, es que te da la risa. Es lo que siempre ha tenido esto de nunca valorar lo que tenemos a mano y siempre magnificar lo que encuentras fuera. Si entras a un museo y te cobran, es que lo vale; si entras gratis, es que no lo merece. Por eso, yo pondría la tasa turística para recaudar que falta hace porque somos los mejores (o casi) y solo hace falta que nos lo creamos.

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