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Luis M. Alonso

Historia para los historiadores

Las enemistades entre escritores, un viejo asunto, no son siempre literarias

Vargas Llosa sigue queriendo dejar para los historiadores la pequeña o gran historia que se esconde detrás del puñetazo que le propinó a su amigo Gabo en 1976. Si es detrás de él hay algo más que un vulgar arrebato de celos por discrepancias relacionadas con el sexo.

Las enemistades entre escritores se remontan a siglos. Por celos literarios, como en el caso de Cervantes y Lope de Vega, o simplemente por cuestiones personales. A Ramón María del Valle Inclán no saber llevar como es debido una discusión en un café con otro escritor gallego, Manuel Bueno, al que despreciaba hasta el punto de considerarlo un majadero, le costó un brazo. Se lo tuvieron que amputar tras la pelea mantenida con su paisano a bastonazos y después de que se le gangrenase a causa del corte que él mismo se produjo con un gemelo de su camisa. No llegó a ese extremo la enemistad de años entre Vidia S. Naipaul y Paul Theroux. El premio Nobel de Literatura siempre arrastró fama de ser un hombre difícil, a veces temible por su arrogancia y mezquindad. Nadie querría enfrentarse a su desprecio. Saul Bellow, también escritor y Nobel, dijo de él: «Después de una mirada suya, puedo olvidarme del Yom Kipur»

Theroux descubrió un día que su amigo, Naipaul, había vendido primeras ediciones de libros que él mismo le regaló, con su dedicatoria. Algunos de estos ejemplares le fueron ofrecidos casualmente a Theroux, mediante catálogo y a 1.500 dólares el ejemplar, por una librería de Massachussets especializada en este tipo de ediciones. Éste intentó pedirle explicaciones a su viejo amigo por lo que había ocurrido y se encontró con la distancia que el propio Nobel y su nueva mujer habían puesto de por medio. Las desavenencias trajeron consigo hasta un libro, "La sombra de Naipaul", donde Theroux se mostró implacable con el hombre al que durante años consideró mentor literario. Hace ocho años firmaron la paz e historia finita. La de Vargas y Gabo se alarga.

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