Tatuarse en la sien una diana, no sirvió casi de nada. Denunciados en los juzgados y en Subdelegación de Gobierno por defender a los compañeros, por dar relevancia mediática a las reivindicaciones de los policías locales de Torrevieja, denostados públicamente y acribillados por expedientes disciplinarios, seguimos luchando porque el alcalde de entonces escuchara nuestras súplicas.

No lo conseguimos y tuvimos que esperar a que José Manuel Dolón tomase, contra todo pronóstico, la Alcaldía. Parecía un nuevo tiempo de esperanza. Quizás la ética policial tuviese su oportunidad, acabándose con los tratos de favor, la discriminación, las corruptelas, las persecuciones por razón de ideología, los puestesicos para los amiguetes, pero «dejarse de florituras y contrataciones a dedo y complete la plantilla». Estas palabras son de aquel José Manuel Dolón, el día que Hernández Mateo - todavía le quedaban cinco años para entrar en la cárcel-, nombró a dedo a Javier Mínguez, como director general de la Policía.

Quién se iba a imaginar que el dedo de aquel alcalde condenado a tres años de prisión por prevaricación y falsedad documental, iba a ser también el dedo de aquel concejal de los Verdes, que por entonces decía las verdades como puños.

El mismo director general que nombró un reo continúa hoy, con quien fue su azote en la oposición. Mínguez Parodi, el creador de proyectos pioneros a nivel galáctico como el Salvadrón o el Semáforo Solar, residentes actualmente en algún lugar lejano de la imaginación, capaz de esconder durante años un Reglamento de Policía consensuado con todos los sindicatos, utilizar las felicitaciones públicas y condecoraciones para aplaudirse a sí mismo con unas carpetas plastificadas preciosas, justificar que determinados mandos no hagan noches ni turnicidad y las cobren, o jugar con el sufrimiento ajeno tratando de idiotas a todos los policías que debieran estar en Segunda Actividad con destino concreto.

Estas noches Torrevieja no cuenta con unidad de Atestados, que sólo es una competencia exclusiva de la Policía Local, pero lo pionero es la publicidad no la realidad.

Vergüenza ajena sentimos los representantes de este sindicato, al comprobar cómo el alcalde ha dejado las riendas de la Policía Local en manos de quien es parte del problema. Una bicicleta estática, que es más un tándem, y que está llevando a los policías de base a naufragar en la desesperación, en la desmotivación y en la huida.

No se engañe señor alcalde, los malos no son los rebeldes -que exigen medidas para el bienestar de toda la plantilla- si no los lameculos que seguirán lamiendo otros, cuando ya no esté el suyo.

Esos que piensan en el bienestar del grupo, que han luchado toda su vida por mejorar las condiciones laborales del colectivo, que se han dejado la salud mental en esa batalla, están considerando escapar, huir, buscar trabajo en otras plantillas donde se valore a quienes se visten, todas las mañanas, por los pies. Y mientras tanto, usted esta permitiendo que el señor Parodi se invente proyectos pioneros para beneficiar a unos pocos.

Una pena... pero las sonrisas ya no van a solucionar nada. Tatuarse en la sien una diana, no sirvió.