En estos días hemos visto en nuestra ciudad como se libraba un nuevo combate de la eterna guerra entre los derechos de la clase trabajadora y los intereses de las grandes corporaciones. Es posible que mucha gente no se haya dado cuenta, lo que es normal dada la capacidad de las fuerzas neoliberales para disfrazar la realidad, habitualmente cambiando el nombre a las cosas y repitiéndolo hasta la saciedad. Es también probable que la mayoría de la gente piense que no ha perdido nada en este combate sino todo lo contrario, que ha ganado una cosa muy importante, algo que le faltaba para tener una vida más plena.

El combate del que hablo, para ir al grano, es el que ha enfrentado al derecho a la vida familiar, conocido popularmente como conciliación laboral, con la apertura de las grandes superficies en domingos y festivos, conocida interesadamente como libertad de horarios. En esta lucha han perdido la mayoría; trabajadores y trabajadoras del comercio y los servicios y los y las consumidoras, frente a una minoría, accionistas y propietarios de centros comerciales y cadenas de distribución. Si le damos una vuelta de tuerca el resultado es más sangrante, pierde un derecho de todos y todas frente a los intereses de unos pocos. Llamarlo libertad de horarios no es más que un maquillaje para que quienes se oponen a sus intereses tengan que explicar porqué están en contra de la libertad, hermosa palabra prostituida cada día con usos torticeros.

La conciliación de la vida familiar y laboral es una conquista que empezó en el siglo XVIII, con la lucha por el descanso dominical, y llega a nuestros días con la reducción de horarios para las madres y padres trabajadores. Es, como digo, un derecho, basado en la protección de un bien social, como es la familia, protección necesaria frente a los intereses mercantiles y la insaciable búsqueda de beneficios de las grandes corporaciones.

Claro que no nos lo pintan así ¿Quién iba a defender esta mal llamada libertad de horarios sabiendo que lo hace a costa de atacar el derecho al descanso y a la vida familiar? Pero además es que el pequeño y mediano comercio ya puede dar servicio los fines de semana y festivos. En nuestros barrios y calles podemos comprar los festivos las cosas más necesarias, sin que los centros comerciales tengan que abrir sus puertas, máxime en los tiempos del comercio electrónico en los que, si realmente nos hace falta comprar el domingo, lo podemos hacer cómodamente desde nuestra casa.

Por esto es importante que nos movilicemos, quienes componemos esa mayoría castigada por las políticas neoliberales que han aprovechado la crisis del capitalismo financiero para cercenar los derechos de los y las trabajadoras, que hagamos saber a los poderes públicos y a las cúpulas de las grandes corporaciones que no nos resignamos, que queremos pasar los domingos y festivos con nuestras familias, nuestros amigos o simplemente descansando, que con 6 días a la semana y 13 horas al día hay suficiente tiempo para comprar, que no hace falta que sigamos engrosando sus cuentas de resultados también los necesarios días de descanso.

Te invito por tanto a asistir este viernes, desde las 7 de la tarde, a la manifestación convocada por Comisiones Obreras con la que queremos decir basta a este continuo ataque a los derechos de todos y todas. Saldremos desde el centro comercial Gran Vía y recorreremos el bulevar del Plà hasta las puertas del centro comercial Plaza Mar 2.