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La infección periodística

Internet anima a extraer conclusiones inexactas de cualquier cosa

Bob Woodward, uno de los reporteros de leyenda, ha dicho que internet está infectando el periodismo. Un periódico es un libro que se escribe e imprime apenas en doce horas y siempre ha mantenido la gloria y la precariedad de la urgencia. Pero, como explica el veterano periodista que desveló el "caso Watergate", hoy todo funciona aún más deprisa: la gente exige inmediatamente conclusiones, opiniones, saber lo que va a pasar. Algunas de estas conclusiones no hace falta esperar mucho para conocerlas, se basan simplemente en la intuición, los prejuicios, y emprenden su vuelo a bordo del chascarrillo barato y soez.

El periodismo está mal y son los propios periodistas muchas veces los que lo infectan. No hay que olvidar que internet también se alimenta de bulos patrocinados por los profesionales. Un ejemplo, el futbolista Cristiano Ronaldo divulgó por las redes sociales una foto en compañía de un amigo, ambos con los torsos desnudos, presumiendo de musculatura. Su eco en los digitales agigantó cierta imagen gay que se proyecta sobre el crack portugués. Ronaldo de vacaciones "en buena compañía".

No todos se ocuparon de averiguar que el amigo era el también futbolista José Semedo, en la actualidad defensa del Sheffield Wednesday, con quien comparte una muy buena amistad desde que coincidieron en la escuela de fútbol del Sporting de Portugal. Las familias veranean juntas cada año. "Semy", así se le conoce, suele contar cómo Cristiano le pidió que compartiese su cuarto cuando el club lisboeta canceló su residencia y estaba obligado a volver a su peligroso barrio. "Si no es por él jamás habría sido futbolista, no tendría a mi mujer y a mis hijos. Otros amigos de entonces están muertos o en la cárcel". Lo que hay detrás de una foto, parece ser, ha dejado de interesar. Que la verdad no estropee una conclusión.

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