No soy muy aficionado a la Wikipedia, pero en el caso que se nos ofrece, me remití a ella. Se trata del suicidio colectivo de los Davidianos. Esta secta americana, capitaneada por David Koresch, protagonizó una de las mayores desgracias colectivas jamás vista. Los Davidianos, o vara de pastor, se caracterizaron por su desconfianza hacia al mundo exterior al cual veían como una amenaza.

Voy a hacer una comparación con la situación del PSOE actual, pero no se me cabreen. O sí. Porque el camino que ha adoptado la nueva dirección puede ser la de «todos juntitos hacia el suicidio colectivo». Tengo la sensación de que el mundo exterior, hay que ver qué lío se han hecho con la globalización, el CETA y el peta zeta, que no sabemos dónde acabará.

Pensar que hay que quitarle votos a Podemos no es descabellado. Es más, es necesario. Pero esa estrategia de «más izquierda» deja expedito el camino del centro, eso que no existe, pero es donde más caladero de votos hay. Pueden radicalizar su mensaje, pueden solapar las ideas de IU y Podemos, pero lo único que harán será el trasvase necesario para quedarse con parte de la tarta que se perdió, pero ni un voto nuevo para alcanzar mayorías de gobierno.

La estrategia igual está bien, para una transición. Es decir, primero nos cargamos a Podemos, haciendo que vuelva el voto que emigró. Y luego nos hacemos con el voto de centro. Es decir, quitamos un elemento distorsionador que ha llegado, como Podemos, para poder reconstruir una alternativa de Gobierno.

Eso puede estar bien pensado, y llevará su tiempo. Lo que parece poco razonable es que en esa estrategia de recomponer el voto rojo, para después hacerse con el voto centrista, lleve a los míos al suicidio. Y, ¿en qué consiste el suicidio colectivo al que me refiero? Pues a esa forma tan poco elegante de destrozar los liderazgos regionales y locales, allá donde no han apoyado al líder.

Esa manera tan sectaria de obrar, con candidatos alternativos que hagan tambalearse a la organización sólo hará que se quemen en la hoguera, como los Davidianos, ante la amenaza exterior.

No se entiende desde fuera. Igual desde dentro es lo mejor. Pero me temo que la ligereza con la que se cuestionan los liderazgos que no son mesiánicos, ni pelotas, llevará al PSOE a cierta irrelevancia. Si en vez de sumar, restas con gente que en estos momentos tiene poder legislativo y ejecutivo, lo normal es que el partido se resquebraje. Y cuando quieras que la gente se queme por ti, en un alarde de suicidio asistido, entonces, tendrás todo el poder interno, y ninguna tropa electoral externa.

Todo lo que al PSOE le pase lo habrán de dibujar sus bases, que votan libremente. Pero la libertad no contempla el suicidio colectivo, que sí el individual. Cuando uno decide apoyar a alguien en un partido ha de tener la valentía de sumar con el que gana, si pierde. Y sumar con el que pierde, si gana. Cualquier estrategia de desgaste interna, o externa, via Twitter, solo alimenta a las hienas, que en política, haylas.

Que cada partido, o secta, determine su fin, o su final. Que cada uno dibuje con quién quiere seguir o abandonar. Pero cuando se escucha mucho al militante, y poco al votante, se corre el riesgo de repartirse el botín, que, a veces, es muy exiguo. Nada es lo que parece en política. Algunos se pelean para alcanzar cuota de poder. Hay gente que no contaba, que vuelve al machito. Hay gente que en la intimidad habla catalán. Ya lo hemos visto casi todo.

Pero al final, lo que cada uno quiera hacer con su partido es legítimo. Sólo le pido al PSOE que piense lo que les ha pasado a algunos primos hermanos, al socialismo francés, al griego, al italiano, para tomar decisiones de supervivencia colectiva. Claro, que si lo importante es «qué hay de lo mío», lo normal es esperar la orden del jefe para tomarnos la pastilla y desaparecer. Todo se contagia, menos la hermosura. Cada palo que aguante su vela. No se hagan mucho daño en el suicidio. Sin sangre, por favor.