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Carácter fraternal

Lunes

PACTO DE SANGRE

En «El Padrino II», un comité del Senado interroga a un lugarteniente de los Corleone dispuesto a colaborar con el FBI. Don Corleone asiste a la audiencia acompañado por un hombre de aspecto rudo que no aparta los ojos del delator. Cuando éste le ve, pierde instantáneamente la memoria y se suspende la declaración. El hombre es su hermano y ha llegado desde Sicilia para invocar con su presencia la «omertá» o ley del silencio. Naturalmente, todo esto tiene poco que ver con la comparecencia de Bárcenas ante una comisión del Congreso: no había sicilianos de origen, penden causas judiciales que hacían superfluo el trámite y el PP se parece a la Cosa Nostra tanto como una filarmónica a los Sex Pistols. La coincidencia marginal es un obvio pacto de silencio por el que Bárcenas se retracta para que el PP sea exonerado. Cabe conjeturar entonces cuál es el precio en este juego de «suma no nula», esto es, aquél en el que ambos jugadores ganan. Aunque el entrañable Arenas diga que sus reuniones con Bárcenas tuvieron «carácter humano», también el viaje del siciliano a Estados Unidos tuvo «carácter fraternal».

Martes

CROMOSOMA

Miguel Lupiáñez es la prueba viviente de que el australopiteco alpujarreño ha evolucionado al «homo novus» gerundense. Lupiáñez, descendiente de inmigrantes granadinos, es alcalde de Blanes (Girona) y ayer se adentró en la antropología alpargatera equiparando las diferencias entre los catalanes y el resto de españoles con las que existen entre Dinamarca y el Magreb. Aclaro que este danés de ascendencia magrebí milita en el PSC y es partidario de que se celebre el referéndum de Puigdemont. Yo no sé en qué se diferencian un danés de un marroquí, aunque sí en qué se parecen: merecen los mismos derechos. Pero olvidemos las considerables dosis de racismo, arrogancia o sencillamente congestión mental que traslucen las palabras de Lupiáñez; también que, dentro de pocos meses, tal vez semanas, algún flamante ejecutivo de Pedro Sánchez murmurará «referéndum consultivo» con tono benevolente y cualquier justificación extravagante. A pesar de lo anterior, el asunto es interminablemente chusco. La «plurinacionalidad» proclamada con el PSOE arrancó citando a Bolivia como un precedente útil y ahora ha inaugurado el censo de naciones con la vikinga Cataluña y un «al-Ándalus» redivivo.

Miércoles

EL SOL DE AUSTERLITZ

Las grandes revoluciones engendran criaturas, algunas de ellas monstruosas y basta con echar un vistazo al hemiciclo. También devoran a sus hijos. Bueno, y a sus padres, y a sus cronistas, y a los testigos accidentales. Las grandes revoluciones son depredadoras por inercia y sólo los supervivientes instintivos evitan ser engullidos por la vorágine que desatan. Komarovsky, el personaje de «Doctor Zhivago», se jacta de que es tan indispensable para el zar como para los bolcheviques. Martín Villa vendría a ser el representante hispánico de esta especie. Pero la mayoría de los protagonistas sufre tarde o temprano el escarnio, la condena o, lo que resulta más insoportable, el olvido. Comentando la ausencia del rey emérito en las celebraciones por el cuadragésimo aniversario de las Cortes Constituyentes, Raúl del Pozo se pregunta si sería imaginable que Napoleón no fuese invitado a la conmemoración de la batalla de Austerlitz. Bien, sería no sólo imaginable sino depravadamente lógico si Napoleón residiese en Santa Elena y no en París y el acto fuera presidido por quien le ha sucedido en el trono y fue su ayuda de campo en Austerlitz.

Jueves

PERDER PARA GANAR

Un toque provinciano. Elche y Hércules se reencontrarán la próxima temporada. Idealmente, el reencuentro tendría que producirse en la primera categoría, pero lo probable es que Elche y Hércules jueguen dentro de unos meses dos apasionantes partidos en Segunda B, el lazareto para enfermos deportivos casi irrecuperables. Escribo «probable» y no «seguro» dado que cabe la posibilidad de que el Instituto Valenciano de Finanzas, la UE, la Federación o Hacienda agoten sus menguantes reservas de paciencia contable y liquiden ambos chiringuitos. No hace falta haber estudiado con los jesuitas para identificar a los responsables de tanta penuria. A diferencia de los dirigentes prehistóricos que empeñaban su patrimonio por una mezcla de vanidad y fanatismo, los actuales carecen de inquietudes deportivas. Su objetivo es ganar dinero y no partidos y ni siquiera ganarlo a rebufo del gol, sino de la especulación con los activos de la sociedad, que fundamentalmente son inmuebles y jugadores. Quiero decir que el descenso al infierno puede ser un buen negocio.

Viernes

LA CLAQUE

Las «sitcom» o «comedias de situación» son series televisivas en las que un público invisible se carcajea durante las escenas presuntamente cómicas. Habitualmente, el espectador real también ríe, pero en otras ocasiones frunce el ceño mientras la pantalla se desternilla. En el último capítulo de nuestra «sitcom» de mayor éxito, «The Big Bang of Catalonia», Felipe VI estrecha la mano del presidente Puigdemont en presencia de la ministra Nadal y del delegado del Gobierno. Los cuatro sonríen ampliamente, pero no consiguen contagiarme ese júbilo enlatado de comedia negra sin final previsto. A continuación, la trama se traslada hasta un grupo de cien intelectuales que publican un manifiesto. Casi todos están vinculados al PSC, lo que garantiza cierta equidistancia ambigua que en otros países se define como desconcierto. Efectivamente, los firmantes suplican a Puigdemont que desista pero exigen al Gobierno «que haga algo». No he encontrado una expresión más elegante para describir una situación en que lo único que aceptaría Puigdemont del Gobierno sería que éste se encargara de comprar las urnas para su referéndum. Los guionistas no habían incluido risas de fondo, pero yo no he podido contenerme.

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