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F. J. Bernabé

La canción del verano

Es como la canción del verano, que vuelve todos los años a las puertas de la época estival. Los sindicatos denuncian el «masivo» cierre de camas en los hospitales públicos cuando estamos a punto de empezar el verano de verdad y de los consiguientes efectos negativos sobre las listas de espera y el amontonamiento de pacientes en Urgencias. En la provincia se habla esta temporada de unas 900. Las cifras a algunos les parecerán sonrojantes, a otros obscenas, casi pornográficas, y a otros de lo más normales. Lo cierto es que, pese a que hay quien los ve como personas superiores por su capacidad de sanar o no a sus pacientes, casi semidioses en cuyas manos depositamos la vida propia y la de nuestros seres queridos, los médicos, y el personal sanitario en general, no son más que trabajadores normales y corrientes, con sus derechos y obligaciones laborales y con sus convenios colectivos que contemplan, como es normal, vacaciones. Muchos de ellos, además, como una gran mayoría de los currantes de este país, prefieren disfrutar de este descanso retribuido en verano, y no están las arcas de las administraciones públicas como para hacer sustituciones generalizadas, por lo menos mientras el señor Montoro mantenga los actuales sistemas de financiación que están estrangulando las cuentas de la Generalitat Valenciana. Pero por lo menos déjennos, señores políticos, hacerles una petición: si no son capaces, no quieren o no pueden hacer algo distinto cuando les toque a ustedes gobernar, no nos cansen con sus críticas a la gestión de los que están ahora o estuvieron antes. Lo único que van a conseguir es alguna subida de tensión y, con este calor, no es muy recomendable.

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