Qué razón tenía Bob Geldof que, con los Boomtown Rats, cantaba aquello de «No me gustan los lunes». Yo añadiría, ni los martes, miércoles, jueves o viernes. ¡Los sábados y domingos son otra cosa!. Pero los sábados y domingos por la mañana, porque por la tarde juega mi equipo y -como cada siete días- la caga, hasta el punto de que, como Santa Teresa, ¡vivía sin vivir en mí!, porque cada «finde» se jugaba la permanencia, sin conseguirlo, y ha bajado a Segunda B. ¡Malditos bastardos! (peli de Quentin Tarantino, con Brad Pitt). Definitivamente, no me gustan los lunes, porque miraba la clasificación y me agobiaba; me entraba «un no sé qué, que qué se yo». Sería algo así como las «diarreas de la muerte», pero en plan fino, que para algo estuve «matriculao» -otra cosa era estudiar- en un colegio de curas -Salesianos- en Elche y otro de frailes -Capuchinos- en Murcia. ¡Directiva dimisión; ya!. Por cierto -y aunque no venga a cuento-, definitivamente se ha puesto de moda lo «vintage». Lo refiero porque mis excompis «ilisitanos» «organisaron» una cena, en plan «viejas glorias», en la que uno se da cuenta de que los años -muchos- no pasan en balde y que los cuerpos -y las «cabesas»- no son lo que fueron; de ahí lo de «vintage». Me reafirmo; no me gustan los lunes (I don't like mondays). ¡Oye, que no me gustan «na»!.

Puede ser que, si tuviera que elegir un día de la semana, me decantase por el martes porque hay «mercao» y, por lo menos hasta hace pocos años, la vida se paraba no sólo en Orihuela sino en toda la Vega Baja, ya que la gente acudía a la «capital» para hacer las compras semanales o, como diría Jaime Galiana, «mercarse» ropajes para estar guapos, radiantes y «grasiosos», sobre todo en los compromisos «sosiales» (bodas, «bautisos siviles» y comuniones). El centro urbano -¡e histórico, claro!- de la villa y corte era un hervidero de personal yendo de tienda en tienda, mientras los agricultores aprovechaban para hacer sus transacciones «comersiales» -venta de limones, naranjas, «alcasiles», patatas?- en bares -¡qué lugares!, como canta Gabinete Caligari- como Zara, Fuiga o Llanes. Los «pudientes» iban al Rancho Grande o Los Mariscos (Las Tetas Gordas) para ponerse hasta el culo con los manjares «robaos al mar»; a saber, «sigalas», gamba roja, langostinos, etc.., que, como ahora, no estaban al alcance de la mayoría de mortales. Los jóvenes, y los no tanto, acudíamos a Panorama o Brisa, donde Jesús (RIP) «emparejaba» -¡nunca mejor dicho!- al personal -¿verdad Marilola?-, en plan agencia de contactos por internet, como «Meetic», pero en vivo, que daba más morbo. Luego, tras mi periplo en la Complutense madrileña, vendría mi añorado Oleza, con Rafa, Antoñito o Rambli, sin olvidarme del «alcalde de noche», Santi (RIP), Joaquín Vaillo (RIP) o Bernardo « Pilolo» Penalva (RIP). Hay quien considera que la «Movida Madrileña» nació en Vigo, por lo que no sería descabellado asegurar que la «Movida Oriolana» surgió en Oleza. ¿Será verdad lo de que tiempos pasados fueron mejores?. De todo aquello sólo queda un vago y lejano recuerdo -sobre todo para quienes peinamos canas-, porque, como dice la copla de los Buggles, «el vídeo mató a la estrella de la radio»; es decir, que «mi caballo murió, mi alegría se fue», como diría Paco Más Aguilar, «El Ligerito». Esto pasó a la historia con la llegada de los grandes almacenes, primero, y los centros comerciales, después, que, por unas cosas u otras, se cargaron el «mercao» y el comercio tradicional en Orihuela. Y no hablemos de los impersonales «pubes» y chiringuitos/tugurios -casi todos cortaos con el mismo patrón- en los que las relaciones humanas -¡la madre que me parió, como escribo!- brillan por su ausencia, puesto que se han convertido en abrevaderos a los que, salvo honrosas excepciones, se acude para algo muy distinto a intercambiar fluidos corporales, pareceres o cimentar amistades. ¡Qué cursi me ha «quedao»!; ¿verdad?. Pues eso, que «no me gustan los lunes», cada vez menos, y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra!.

Os preguntaréis que a santo de qué no me gustan los lunes; que qué me habrá «pasao» un lunes para que no me gusten. La verdad es que lo pienso y me doy cuenta de que no es que me haya «pasao» nada relevante en un lunes; nada que no me hubiera pasado un martes, miércoles, jueves o viernes. ¡Los sábados y domingos son diferentes, porque los «findes» es cuando me llevo los «disgustasos» futboleros y sin embargo no pasa nada porque estoy «acostumbrao»!. ¡Directiva dimisión, ya!. Puede ser como lo del chiste del gallego que está junto al lecho de muerte de su padre, quien le pide que si muere en Vigo lo entierren en Coruña y viceversa; el hijo pregunta por qué, a lo que «papuchi» responde: «por joder». Tal vez no me gustan los lunes porque es el primer día de la semana y hay que volver a la «jodía» rutina. ¡Malditos bastardos; dimisión, pero ya!. ¡El caso es que no me gustan los lunes, Mariano!. ¡Haz algo, tu que mandas, y mira a ver, que a mí me da risa!. ¿Se elige presidente del PP local un lunes?. ¡A ver quien lo arregla!. ¡Ay Señor, llévame pronto!.