El presidente de la gestora del PP en València, Luis Santamaría, pidió la dimisión del alcalde de esa ciudad, Joan Ribó, por elogiar las Hogueras y asegurar que las Fallas tienen un estilo «más grotesco»... Hombre. Que sea precisamente Santamaría el que quiera largar a Ribó por esa razón cuando 9 de los ediles populares en València quedaron imputados por el caso Taula... ¡Hombre...! Pero más allá de que siempre hable quien menos debe, resulta asombroso que tras 40 años de democracia, cuando nos hemos atrevido a cuestionar las instituciones más sagradas, Corona, Ejército e Iglesia incluidas, no podamos hacer autocrítica de las fiestas y tradiciones de nuestro pueblo, como si hacerlo nos convirtiera automáticamente en traidores a la patria chica.
Durante su visita a Alicante, Ribó añadió que el estilo de las Hogueras es «más artístico» y que por eso las Fallas se lo están copiando. Después, y ya con el lío armado, matizó que en ambos casos se refería a lo «satírico». Bien. ¿Y? ¿Tan grave es? ¿Alguien cree que de pronto Ribó se volvió loco y dijo, miren, lo estamos haciendo tan bien al frente del Ayuntamiento que vamos a ganar las próximas elecciones de calle, así que nos metemos con las Fallas, perdemos unos cuantos miles de votos y lo hacemos todo más emocionante? ¿De verdad?
Tengo un amigo que ama su pueblo pero también lo critica, dos conceptos que por cierto no deberían estar reñidos; pues bien, este amigo siempre acusa a sus paisanos de ir por la vida con la boina calada hasta los ojos, defecto que les impide distinguir los aciertos de otros lugares porque siempre creen que sólo lo de su terruño es elogiable. Ribó hizo lo contrario: fue de viaje hasta Alicante sin boina y allí apreció diferencias estilísticas entre las Hogueras y las Fallas y cosas de las primeras que pueden aprovechar las segundas. Punto. Eso debería haber sido todo salvo para los Santamaría de turno, que aprovechan la jarana para hacer olvidar oscuros pasados y sumar minutos de gloria en las redes sociales. Que, hay que reconocerlo, fueron muchos. Porque además nos pirra enfrentar nuestras fiestas con las del vecino y si encima son las Hogueras contra las Fallas o viceversa pues mucho mejor. Vamos, lo que se dice ir por la vida ya no con la boina hasta los ojos. Sino hasta la garganta.
