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Luis M. Alonso

Otro golpe de Sánchez

El líder del PSOE se suma a la tropa populista contra la globalización

Pierre Moscovici le ha dicho a Pedro Sánchez que hay que conciliar el hecho de ser de izquierdas con resultar creíble como alternativa de gobierno en los tiempos que corren. Sánchez, buscando probablemente un golpe de efecto -la política para él igual que para muchos otros consiste precisamente en eso- ha preferido contentar al populismo internacional desmontando la defensa europea que el PSOE_ha hecho hasta ahora del tratado de libre comercio con Canadá. Contradiciendo a la socialdemocracia y a algunos de sus propios compañeros para dejar claro que no está dispuesto a circular por el camino de la globalización.

Su decisión de esquivar el proyecto común europeo no tiene seguramente nada que ver con la bondad o la maldad del tratado en sí, responde a las mismas pulsiones propagandísticas que le han llevado a pronunciarse a favor de una España plurinacional. Pedro Sánchez, como sus homólogos socialistas franceses, quiere distinguirse. A ellos les ha salido rematadamente mal la radicalización pero no significa que aquí vaya a suceder lo mismo.

El problema de Sánchez es que aspirando a ser creíble para los militantes que lo han devuelto a la secretaría general del PSOE pueda dejar de serlo no ya sólo para los electores españoles en su conjunto sino también convertirse en un personaje poco fiable en la política europea.

La abstención socialista no compromete el resultado sobre el acuerdo comercial aunque sitúa al PSOE de Sánchez, y eso es lo que al parecer pretende el propio Sánchez, en la misma percepción aduanera y proteccionista que defienden Farage, Cinque_Stelle, Podemos y Marine_Le Pen, y, por supuesto, Donald Trump.

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