Desde hace un tiempo asistimos, por parte del Gobierno y unos medios e intereses cercanos a él, a una verdadera ofensiva contra los pensionistas. Pareciera que el déficit de la Seguridad Social y que, incluso, el de toda España tuviera que ver sólo con ellos. Se oyen declaraciones que, a veces, asustan: que si hay muchos, que viven demasiados años, que cobran cada vez más, etcétera.

Todo vale con tal de tapar las vergüenzas de una gestión gubernamental más preocupada por favorecer determinados intereses de una minoría privilegiada que con atender las necesidades de la mayoría de la población. Se trata de buscar un chivo expiatorio para desviar la atención sobre los problemas existentes. Que después de más de 5 años de gobierno de Rajoy aún haya casi 3.500.000 parados oficialmente inscritos, sin contar con aquellos que han desistido de hacerlo al haber perdido toda esperanza es fuerte, máxime si recordamos a Rajoy en una cola del paro, en la campaña de 2011 pero sólo para hacerse una foto, y decir «Votadme y acabaré con el paro», aunque cierto es que no dijo en cuántos años. O que la tasa de cobertura de los parados se sitúe sólo en el 53,8%, y contando que gran parte cobra 426 euros al mes. Que en un mes como el pasado mayo, en el que el paro bajó casi en 112.000 personas, se firmaran para ello nada menos que dos millones de contratos de trabajo, de los cuales casi el 92% eran temporales y gran parte, a tiempo parcial. O que uno de cada cuatro dura menos de una semana. La precariedad se ha disparado y los sueldos que se generan ya no dan ni para llegar a final de mes en muchos casos ni, tampoco, para mejorar los ingresos del sistema. Ser mileurista es un objetivo inalcanzable para muchos, especialmente los jóvenes.

Que, con estos ingredientes la Seguridad Social tenga déficit es normal. Si la gente no tiene trabajo o tiene tan poco que no genera muchos ingresos, las cotizaciones se resienten. Pero, ¿qué culpa de eso tienen los pensionistas? Más bien al contrario, son muchos los pensionistas que están ayudando a hijos y nietos que están todavía peor que ellos en muchas ocasiones. Además, casi todos los pensionistas actuales tienen tras de sí largas carreras de cotización, en muchos casos de más de 40 años, algo que, hoy en día, se antoja casi imposible de alcanzar para los trabajadores jóvenes. No es ningún regalo que reciben de «papá Estado», se lo han ganado a pulso.

¿Por qué, entonces, esa constante amenaza de que el sistema de pensiones está en peligro? Hay que decir que el sistema no está en peligro, lo que debe estar en peligro son las políticas que nos han llevado a esta situación. El problema principal de la Seguridad Social no es el gasto, aunque es cierto deben cambiarse prácticas tales como estimular «tarifas planas» de cotización con cargo a los fondos del sistema. O que los fondos para pensiones tengan que asumir los gastos de gestión y funcionariado propio. O hacerse cargo de pensiones no contributivas que deberían ser costeadas directamente por los PGE. El problema principal donde está es en el capítulo de ingresos: En primer lugar combatiendo el fraude fiscal, que perjudica a trabajadores, empresas legales y, especialmente, a la Seguridad Social en sus cotizaciones. Hay que aumentar las bases máximas de cotización, hoy en día gran parte de los altos sueldos están exentos, así como la aportación de los Presupuestos Generales del Estado a la financiación del capítulo de Pensiones debe acercarse a la media europea que es mucho más alta que la española.

En lo que sí ha demostrado eficacia el PP ha sido en gastar el Fondo de Reserva de las Pensiones. En 2011 había 66.000 millones de euros. Nadie lo había tocado. Ahora quedan 15.148 millones. La paga extra de junio de 2017 será la última que se podrá pagar con cargo a las reservas. El Fondo ha tocado fondo. La extra de Navidad se pagará, suponemos, pero aún no se sabe de dónde. Han preferido exprimir el Fondo antes que buscar otras soluciones.

Igual han hecho con los pensionistas. Desde 2013 se les sube el 0,25%. Está previsto que sea así, como mínimo, hasta 2022. Cuadran las cuentas a costa de los pensionistas. Y hay que recordar que la mayoría de las pensiones son de verdadera miseria: en la provincia de Alicante la pensión media en jubilación, que suele ser la más alta de todos los regímenes, al mes de mayo era de 905 euros/mes. Hagan cuentas de lo que les está suponiendo de aumento un 0,25% anual desde hace 4 años.

Es urgente devolver la dignidad a los pensionistas, garantizando el poder adquisitivo de sus pensiones, y clarificando cuanto antes el sistema público para tranquilidad de todos.