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Los toros son como las mujeres...

... la que se deja, se deja, y la que no se deja, creo que comete un error. La perla es del torero Miguel Jesús El Cid y muestra con crudeza que en las corridas y otras torturas públicas de animales se entrecruzan el antropocentrismo, que no se conmueve ni con la sangre ni con los bramidos de dolor del animal no humano, y el androcentrismo.

En el mundo del toreo están normalizadas relaciones de dominación desde el antropocentrismo; la naturaleza está subordinada al hombre y se rechaza la consideración moral para con los demás seres vivos.

En una sociedad avanzada las personas no deberían dominar y humillar para afirmar su identidad. La satisfacción propia no puede basarse en el extremo sufrimiento y muerte del otro. El progreso económico y social de nuestra sociedad no tendrá un fundamento estable y sólido sin un progreso moral y la tortura como espectáculo, como la llama Jesús Mosterín, constituye un impedimento al avance ético de nuestra sociedad. En palabras del Papa Francisco: "Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas".

Este afán de subordinación no solo es antropocéntrico, también es androcéntrico. El mundo del toreo es un mundo hipermasculinizado, en el que se normaliza la desigualdad también entre personas, y es una de las manifestaciones o tradiciones en que el sesgo masculino patriarcal se ve más claramente.

Según Alicia H. Puleo hay fuertes indicios de la utilización de la violencia contra animales domésticos por parte de maltratadores habituales como estrategia de control sobre sus parejas, para lastimarles, producirles pánico, coaccionarles y privarles de apoyo emocional. En el contexto de las terroríficas cifras actuales de víctimas de la violencia, fomentar una cultura de la violencia y la dominación no es solo una cuestión de opción ética, es también un asunto de estado.

La lucha del feminismo es la búsqueda de la igualdad entre ambos géneros, eliminando toda forma de violencia o discriminación hacia las mujeres. Apuesta por la evolución hacia una sociedad pacífica, rechazando toda opresión o dominación del hombre sobre la mujer y de la raza humana sobre otras especies y sobre la naturaleza.

El torero pretende demostrar su valentía y virilidad, y al hacerlo personifica y visibiliza ese concepto negativo y agresivo de masculinidad que tanto daño hace. El torero, ese hombre cisgénero hetero, rezuma esa masculinidad hegemónica que contribuye a mantener y prolongar las desigualdades entre hombres y mujeres. El torero lo único que demuestra al enfrentarse al toro es su miseria moral como ser humano y como hombre.

Por todo eso, la construcción de una ciudad más justa, igualitaria y moderna requiere el cese de la celebración de festejos taurinos y del maltrato y muerte de los astados.

Podemos Alicante está llevando a cabo una campaña pública en la que propone que la gestión de la Plaza de Toros deje de ser una concesión a una empresa privada taurina para pasar a tener carácter municipal y público. Esto haría que las actividades que se desarrollaran en el recinto dejaran de ser taurinas para centrarse en otro tipo de eventos culturales y sociales que la convertirían en una "Plaza de Todxs".

La plaza de toros no es ahora solo un espacio público desaprovechado, es, sobre todo, un símbolo de un modo de concebir y tratar a los animales no humanos. Y probablemente también a los animales humanos y al mundo en general.

Vanessa Romero Algaba es Secretaria del Consejo Ciudadano de Podemos Alicante

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