Creo que no es un secreto a voces que nuestra ciudad adolece de deporte de élite, o lo que es lo mismo, de equipos deportivos en las máximas categorías. En un artículo anterior sobre la Medio Maratón de Alicante dejé reflejado que la nula presencia de público en las calles de Alicante obedecía en parte a la baja autoestima deportiva que actualmente invade al ciudadano de a pie. Hoy en día existe un clima de conformismo y resignación que hace que no mostremos mucho interés por el deporte de nuestra ciudad.

En la historia del deporte alicantino hemos sido una gran potencia en balonmano, no sólo nacional, sino también europea con el Calpisa, Tecnisán y finalmente con el Helados Alacant, y el Mar Alicante en mujeres ha llegado a disputar también competiciones europeas; hemos tenido al Hércules en Primera División durante 20 temporadas; en baloncesto, el Lucentum ha militado varias temporadas en la ACB, además de haber conseguido participar en la Copa del Rey; en atletismo, el Puerto de Alicante ha permanecido a su vez muchas temporadas en División de Honor, y el Tossal llegó a ser varios años subcampeón de Europa de Campo a Través, llegando a organizar en Alicante una Copa de Europa de Cross; con respecto a la participación, en eventos como el Cross Popular de Alicante, se llegó a congregar a más de 15.000 participantes en una sola prueba. De todo ello, ahora queda una sombra de unos lejanos recuerdos de nuestro deporte.

Parece que nos encontramos en Alicante con el Triángulo de las Bermudas, que se engulle todo aquel equipo que haya pertenecido a la máxima categoría para no devolverlo nunca jamás. Puede sonar a ciencia ficción, pero es una realidad.

Es necesario que las tres aristas del Triángulo converjan unidas para que los políticos, dirigentes deportivos y empresarios sean capaces de transmitirnos el sentimiento de pertenencia y orgullo que actualmente ha desaparecido. Esas tres aristas se deberían transformar en Recursos/Gestión/Ilusión. No es posible que todo se haya oscurecido y que, tras el apagón de Canal 9 y la Ciudad de la Luz (nunca mejor dicho), parece que no queden ni recursos ni apoyos para devolver la ILUSIÓN a tantos aficionados al deporte que hay en nuestra ciudad y que desde hace ya tiempo vivimos un casi eterno letargo.

Por desgracia, estamos en un segundo o, en algunos casos, tercer escalón por debajo que antaño. En el mejor de los casos, se lucha por ascender a la segunda división en cada deporte correspondiente.

Hay ciudades del tamaño de Alicante como Málaga, Vitoria o Valladolid donde los gestores políticos y deportivos lo están haciendo francamente bien y ante posibles eventualidades y contratiempos, se adelantan para actuar en consecuencia.

En fin, la clave es una simple combinación: GESTIÓN + VOCACIÓN + COMPROMISO.

Nuestra realidad es otra. Por poner un ejemplo, hace apenas un par de semanas estuve presenciando el partido de fútbol de vuelta entre nuestras jugadoras del SPA contra el Madrid CF por el ascenso a División de Honor en la liga de Fútbol Femenino (Liga Iberdrola). Lo tenían complicado, ya que debían remontar un 4-0 del partido de ida. A falta de 20 minutos para finalizar el partido el resultado era de 2-2. En ese momento nuestra máxima responsable de deporte en Alicante abandonó las instalaciones sin esperar a que acabara el partido... habiendo llegado en el intermedio. Pues eso, vocación y compromiso.

Ciertamente fue duro ver llorar desconsoladas a las jugadoras por no alcanzar el ansiado ascenso.

No quiero finalizar sin mostrar mi admiración por el Club Alicante Tenis de Mesa y el Club Badminton Alicante, equipos que militan en las máximas categorías de sus respectivos deportes, manteniendo sus aspiraciones intactas de codearse con los mejores año tras año.