Pienso que mi padre es un entrenador «top» en Segunda División B. Sus últimos dos años en esta categoría lo confirman. Cogió a dos equipos, como el Murcia y Hércules, octavos, y los situó como segundo y tercero. Le faltó poner la guinda del ascenso. Es un entrenador exigente, que exprime a sus jugadores al máximo para sacar el mejor rendimiento de ellos. Enamorado de la táctica, cuando era futbolista sabía jugar de cualquier posición a pesar de ser delantero y eso ha hecho que como entrenador sus equipos sean serios en el campo. Le gusta tener el balón y mantener la posesión, pero con verticalidad, con juego por dentro con los extremos, y por banda, con los laterales. Creo que su juego es lo mas parecido a la Alemania de Joachin Low. Muy trabajador. Vive el fútbol las 24 horas del día. Le gusta lo que hace y ve partidos a todas horas. No para de analizar a sus rivales y me llena la casa de papelitos con alineaciones e información sobre otros clubes. Es muy obsesivo en ese aspecto. Cree en la cantera. Ha estado en filiales y sabe lo que moverse entre chavales que está creciendo. Si tiene que quitar a un veterano y meter a un juvenil lo hace, no se casa con nadie. Es directo y sincero , le dice las cosas al jugador a la cara, sean buenas o malas. Nunca lo engaña. Es un entrenador de la casa , sabe lo que es defender ese escudo como jugador y entrenador del Ilicitano. Pienso que cuando lo llamó el Elche no se lo pensó ni un segundo. Estaba loco por volver. Yo nací en Elche y siento la franjiverde como cualquier ilicitano más y él lo sabe. Es un entrenador humilde y tiene que seguir así. Ha entrenado en todas las categorías, menos en Primera y Segunda. Creo que si no pierde la humildad y los valores que tiene como entrenador llegará a dirigir en ambas categorías. Y como padre siempre ha estado cuando mas lo he necesitado. Conforme me fui haciendo mayor pasamos de ser padre e hijo a ser amigos. Nos aconsejamos mutuamente y eso no lo hace cualquier padre. En el mundo del fútbol siempre ha procurado estar al margen.