'Trio', de Rodolf Sirera. Dirección: Edison Valls y Rebeca Valls.

El Festival Internacional d´Arts Escèniques Tercera Setmana ha extendido este año las sedes a Castellón y Alicante, y se han podido ver por aquí tres espectáculos callejeros y uno en el Arniches. Valencia acoge el mayor número, por lo que, sin perjuicio de lo que se lleve a efecto en la capital del Turia, nuestra ciudad merece mejor fortuna en próximas ediciones. La pieza Trio toca el asunto de la inseguridad laboral en el mundo del teatro, entre otros detalles. Pero la temática podemos extenderla a la precariedad e incertidumbre en cualquier ámbito. Un actor, al comenzar, ejerce de camarero por el patio de butacas, dándonos a entender que no es fácil vivir solo de la faceta interpretativa. O que suele ser necesario compatibilizarla con algún otro empleo. La concepción de la obra de Rodolf Sirera, que vuelve tras veintidós años, es la de un teatro "teatral". Un juego escénico con situaciones hábilmente construidas y estructuradas. Y el dinámico ritmo que imprimen el texto, la dirección de Edison Valls y Rebeca Valls (actriz que debuta como codirectora) y los intérpretes Diego Braguinsky, Vanessa Cano y Héctor Fuster, además de la pequeña aportación de Amparo Marí. Los tres intervienen con una mostrativa actitud, ya que la acción se cuenta de modo narrativo, en lengua valenciana, y sin que falten los diálogos correspondientes. Ella es una ambiciosa aspirante a actriz, y ellos son dos actores con sus problemas. Cada uno, con su visión del oficio y de la vida, sostiene una convivencia imperfecta en un espacio donde se ve un expresivo muro en el medio con ventanillas y puertas que frecuentemente se utilizan. La flexible y segura actuación de los protagonistas mantiene las constantes vitales de la comedia dramática del autor de El veneno del teatro, la brillante obra que sueñan con representar los dos colegas. Zircó Producciones, Testime Teatre y Elcoshow han producido este montaje con intensidad e ironía, y el desánimo que impera por la falta de más apoyos y ayudas perjudica la salud cultural y de las compañías teatrales. A ello se suma una notable crisis de público.