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Información y propaganda islámica travestida

Las mutaciones de Amaq, la agencia de "noticias" oficiosa del EI, y el declinar de la antaño rompedora cadena televisiva catarí Al Yazira

La atribución de atentados al grupo yihadista Estado Islámico (EI) se canaliza a través de una supuesta agencia de noticias llamada Amaq, que, en muchas ocasiones, es también la vía por la que llegan imágenes de los ataques o confesiones de autoría de los propios terroristas. Por sólo citar los más recientes, Amaq ha sido la fuente atributiva en los atentados de Manchester, Londres (marzo y junio) o Teherán (junio). Aunque sería razonable pensar que Amaq fuese sólo la máscara de un departamento de propaganda del EI, hasta donde se sabe, hay en efecto una agencia de ese nombre.

Fundada en 2014 por un militante sirio del EI, Baraa Kadek, cuya muerte en un bombardeo de EE UU fue anunciada a finales de mayo, Amaq debutó informando sobre el sitio de Kobani (Siria, 2014) y, al menos en esa época, los dirigentes del EI se compartían sus noticias. Su "amplia" actividad incluye noticiarios y recurre incluso a periodistas "empotrados" en las filas yihadistas que luchan en Siria e Irak. Su canal actual es una app encriptada, lanzada en 2015, que ha sustituido a cerradas cuentas de Twitter y a blogs clausurados. En la mente de los rectores del "califato", Amaq debía tener un papel diferenciado de sus órganos de propaganda, liderados por la red de emisoras de radio Al Bayán. La diferencia básica entre una y otra no es sólo el tono de las "informaciones" -donde, por ejemplo, el EI habla de "cruzados", Amaq se refiere a "ciudadanos extranjeros"- sino el reparto de funciones. Un gran golpe, necesitado de logística compleja -como el 13-N parisino- no fue reivindicado por Amaq, sino directamente por el EI.

Sin embargo, todos los atribuidos a "lobos solitarios" son competencia de Amaq. El primero de ese tenor fue el de San Bernardino (EE UU) de diciembre de 2015, con el que la agencia se estrenó en estas funciones. La gran duda ahora mismo es si todo lo anterior sigue vigente o si, por el contrario, la creciente pérdida de territorio y poder por el EI, cercado en sus feudos de Raqqa y Mosul, está diluyendo la vertiente "informativa" de Amaq que, por supuesto, jamás cita derrotas yihadistas. Si durante tiempo, Amaq fue estimada "fiable", en la medida en que sus errores o intoxicaciones desprestigiaban al EI ante el resto del orbe yihadista, la creciente presión sobre el menguante "califato" podría haberla transformado en puro órgano de propaganda. De hecho, su reivindicación del atentado de Manchester estaba plagada de errores. El declinar de las pretensiones informativas de Amaq corre paralelo, curiosamente, al de la estrella de la antaño rompedora cadena de televisión catarí Al Yazira, fundada en 1996 como réplica árabe a la exitosa CNN, que había tenido su consagración en la guerra del Golfo de 1991. Nacida como un soplo de aire fresco en el opresivo panorama informativo de Oriente Medio, su cobertura de las revueltas árabes -vistas con tan malos ojos por las petromonarquías- le generó tanta credibilidad popular como inquinas gubernamentales. Su respaldo sin cortapisas a los Hermanos Musulmanes, sus críticas al golpe de Estado militar de Al Sissi en Egipto (2013) y su poca hostilidad hacia Irán resaltaron cada vez más su condición de instrumento político del emirato, empeñado en marcar distancias con el vecino saudí.

Como consecuencia, Egipto, Arabia Saudí y sus epígonos, que tienen restringida su difusión, han dejado entender que su cierre sería considerado como la primera muestra de buena voluntad que debería dar el Gobierno catarí si pretende el levantamiento del duro bloqueo al que, desde el pasado día cinco, someten al emirato.

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