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José Emilio Munera

Hacienda, contra el Hércules y el interés general

Contra la lógica y el sentido común, incluso contra el interés general, Hacienda parece dispuesta a apretar la soga y matar o dejar morir al Hércules, un símbolo de la ciudad de Alicante con más de 95 años de historria y una seña de identidad más antigua incluso que las

Hogueras que comienzan la próxima semana y a las que parece condenada la entidad blanquiazul.

Más allá de las innegables responsabilidades que acumula el empresario Enrique Ortiz durante casi 20 años de gestión errática e irresponsable con tres concursos de acreedores y más de 25 millones de agujero en las cuentas, la intransigencia de Hacienda atenta contra la lógica porque en los últimos tres años el club ha enderezado el rumbo para entrar en una senda de austeridad, compromiso de pago y disciplina financiera.

Así lo acredita el abono por parte de la sociedad blanquiazul el pasado 5 de abril de 560.000 euros para ponerse al día con los atrasos de un convenio singular con la Agencia Tributaria que es, a todas luces, leonino con el Hércules desde el momento que no contemplaba el consumado descenso a Segunda B y fijaba una cuota mensual de 80.000 euros, inasumibles por completo en una categoría deficitaria por antonomasia.

Además del pago de los atrasos en abril y la demostrada voluntad de cumplimiento del convenio, la última propuesta formulada por el presidente Juan Carlos Ramírez a finales de mayo para saldar las cantidades pendientes abunda en la misma línea de compromiso y seriedad: abono en el acto de dos millones de euros y aportación de avales por valor de los 2,2 millones restantes. Causa perplejidad en

medios tributarios que esta oferta no sea aceptada y tenida en cuenta de inmediato por Hacienda.

Pero aún hay más, al margen del agravio comparativo con el que el fisco desaira al Hércules con respecto a otros clubes mejor tratados como el Cádiz o el Deportivo. La postura de la Agencia Tributaria choca contra el sentido común cuando no sólo amenaza peligrosamente el cobro de más de 20 millones por parte de acreedores públicos y privados, sino que puede cortar de seco las regulares aportaciones del Hércules a las arcas públicas como empresa en funcionamiento que alcanzan los cinco millones de euros en los últimos cinco años.

Porque sólo en concepto de IVA e IRPF en periodo voluntario la entidad blanquiazul ingresó 1,4 millones en la temporada 2012-13; 1,9 millones en la 2013-14, ambas en Segunda A; 760.000 euros en la 2014-15, ya en Segunda B; 336.000 en la 2015-16 y 499.000 euros en el curso que acaba el próximo día 30. Y en cuanto al acuerdo singular firmado con Hacienda en 2013 que contemplaba el pago de 10.432.401,08 euros, conviene recordar que ya se ha pagado el 60%; en concreto, 6.167.473,40.

Las cifras son elocuentes sobre la voluntad de cumplimiento de pago del Hércules. Por eso cabe preguntarse si la conducta de la Agencia Tributaria, y más en concreto de la Delegación de Grandes Contribuyentes, puede incurrir en mala praxis en la defensa del interés general. Porque propiciar, por acción u omisión, la muerte de un contribuyente no sólo imposibilita cobrar las deudas del pasado (4,2 millones con Hacienda, casi siete millones de la reclamación de la UE y más de nueve millones del convenio ordinario de acreedores), sino que cercena de lleno la aportación de las rentas anuales, periódicas y voluntarias de una sociedad activa y en funcionamiento. Y «muerto el perro», no se acaba la rabia, sino que aumenta la cólera de los acreedores y bajan las defensas de la comunidad por la pérdida de ingresos públicos.

Por todo ello, y al margen de los vínculos afectivos y emocionales de miles de alicantinos con esta sociedad casi centenaria, chirría y extraña esta dureza de Hacienda contra el Hércules, contra la lógica, el sentido común y el interés general.

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