¿Se dan cuenta de que proliferan por la ciudad personas sin rumbo, perdidas?

Leí una vez que los vagabundos venían a Alicante a veranear, por su clima y porque al haber tanta gente hay más limosnas. Pero hay una tipología que ni siquiera piden, solo pasean con sus bolsas llenas de quién sabe qué, parece que solo quieren que no los veas, quieren ser invisibles. Normalmente llevan consigo adicciones, traumas y casi siempre amarguras inescrutables.

Las sociedades y su Estado de Bienestar se miden por los niños que están en la calle en los países sub o en vías de y en la presencia de vagabundos en las calles en los desarrollados. Parece que en Alicante estamos muy desarrollados.

Detecto diferencias (sin querer ofender a nadie) hay pedigüeños, perroflautas con y sin flauta, pero siempre con perros pequeños, ancianas, mujeres con o sin niño, vendedores varios, desde en semáforos hasta artesanos de latas de aluminio o mimbres, diferentes inmigrantes y esos que nombraba de botella de vino y noche en cajero bancario.

Creo que se pagan suficientes impuestos para que tengan los más necesitados asistencia y cobijo. Una sociedad que no cuida de los marginados sociales no funciona. No debemos dejar a nadie solo en el camino. Es cierto que también, sobre todo en destinos turísticos, crean una mala imagen y avergüenzan a los lugareños, cuando deberíamos avergonzarnos por participar en una sociedad que es capaz de crear esta marginación.

Tampoco hay que fustigarse, ciertamente cada historia es distinta y habrá de todo, pero se nos parte el alma cuando algunos niñatos maltratan o se burlan de uno de estos pobres invisibles. Y es que nadie está tan lejos de la miseria como querría, nadie puede estar tan seguro de que no puede perder la cabeza alguna vez y traspasar las líneas que te sacan de la sociedad y de la norma. Creo que por eso vemos algo de nosotros en ellos.

En la película del rey pescador alguien decía que los vagabundos están ahí para recordarte lo que te pasará si tienes una tarde de furia y le das un puñetazo a tu jefe o al compañero de trabajo que te fastidia o cualquier otra contingencia que te lleve a la locura transitoria.

Calma, paciencia y relativizar los problemas y, aunque cueste, ¿por qué no hacer algo por ellos?, no siempre es dar dinero, puede ser tal vez escucharlos, acompañarlos un rato o llamar a la Concejalía de Acción Social (965 14 94 39) o a la vicepresidencia y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana (965 936 930) y ver si puedes ayudarles un poco, eso diría algo positivo de nosotros.

Recordando a Alejandro Magno: «De la conducta de cada uno depende el destino de todos».