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Por fin algo nuevo bajo el Sol: la misión "Parker" de la NASA, primera en tocar nuestra estrella sin quemarse

Tras un escudo térmico de carbono y después de siete años de viaje, la sonda llegará a una zona inexplorada a altísimas temperaturas para estudiar el viento solar

El astrónomo británico Fred Hoyle no creía en la teoría del Big Bang, pero pese ello él fue quien acuñó el término ?que designa el origen del universo a partir de un gran estallido. Se cuenta que en una charla sobre las estrellas en Cambridge empezó así: "Bueno, las estrellas en realidad son bastante simples...". Y entonces alguien desde el fondo de la sala le espetó: "¡Visto desde 30 años luz de distancia, también tú parecerías bastante simple!".

El astrofísico asturiano Alberto Fernández Soto, titular del CSIC en el Instituto de Física de Cantabria, cita esta anécdota para resaltar la importancia de la misión que acaba de anunciar la NASA: el primer viaje de una sonda espacial que tocará la corona solar, una región en su atmósfera que es altamente inestable. La sonda medirá qué ocurre en una región con temperaturas extremas e inexplorada hasta la fecha. Uno de los interrogantes que pesan sobre nuestra estrella es por qué la corona solar es mucho más caliente que su superficie.

"A veces creemos que entendemos más o menos bien cómo funcionan las estrellas, hasta que miramos al Sol. Como es la única en la que podemos ver detalles, entonces nos damos cuenta de los problemas. Por eso es tan interesante esta misión, que tiene aspectos prácticos como entender bien cuándo o por qué se producen tormentas solares, que pueden afectar a la Tierra", indica Fernández Soto. "Pero también será importante para entender la teoría estelar: cómo se transporta la energía o qué pasa en la atmósfera. Hasta que no entendamos bien el Sol no podremos estar seguros de la evolución estelar. Y sin ella apenas entenderemos nada de las galaxias", añade.

El naveto Simón Díaz, doctor en Astrofísica e investigador en la Universidad de Oulu (Finlandia), detalla que la sonda espacial de la NASA "se aproximará paulatinamente a la atmósfera del Sol, con la asistencia gravitatoria del planeta Venus, y permitirá estudiar con una precisión sin precedentes los mecanismos físicos responsables de la producción de viento solar, esto es, el flujo de partículas altamente energéticas (principalmente electrones y protones) que escapan a la gravedad de nuestra estrella y se propagan en todas las direcciones".

La sonda llevará, por vez primera en la historia de la agencia espacial estadounidense, el nombre de un científico vivo: Eugene Parker, que está a punto de cumplir 90 años de edad. "Fue uno de los astrofísicos que predijeron la existencia de viento solar en los años cincuenta", indica Simón Díaz. "Se trata de eyecciones supersónicas de las partes más externas de la atmósfera solar (corona), que está constituida por plasma ionizado (gas extremadamente caliente)". La "Parker Solar Probe", que así se llama esta sonda, de tamaño no mucho mayor que un coche, "permitirá avanzar en el entendimiento de la dinámica de este plasma, así como en el estudio de las propiedades del campo magnético del Sol".

La interacción del viento solar con el campo magnético de nuestro planeta es responsable de la formación de las espectaculares auroras boreales y australes. Una de las pruebas más fehacientes de la existencia de viento solar fue, según explica Simón Díaz, "el descubrimiento de que las colas de los cometas (formadas por polvo y gas) siempre apuntan en la dirección opuesta al Sol, debido a su azote". Conocer los vientos solares permitirá también el establecimiento de sistemas de alerta temprana en la Tierra frente a tormentas solares, que pueden llegar a interrumpir las comunicaciones con los sistemas de satélites o causar apagones que podrían prolongarse durante un año en algunas regiones. Y éste no es un problema menor. Según un informe citado por la BBC, elaborado por la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, un único evento solar puede causar daños de 2.000 millones de dólares tan sólo en Estados Unidos.

La sonda "Parker" llegará a aproximarse a 6 millones de kilómetros de la superficie del Sol a una velocidad de 200 kilómetros por segundo. Será el final de un largo viaje de casi 150 millones de kilómetros, los que separan la Tierra de su estrella. La velocidad de crucero de la sonda será de 700.000 kilómetros por hora. Si esa misma nave viajara así a la Luna, llegaría a nuestro satélite en media hora. El tiempo de un viaje entre Oviedo y Gijón.

El propio Eugene Parker participó en la presentación de la sonda, que será lanzada el año que viene. Calificó de "heroico" este viaje, imposible de realizar hasta la fecha por la cantidad de radiación y la alta temperatura y velocidad que soportarán estos equipos. De hecho, la primera vez que los científicos pensaron en enviar una sonda al Sol fue en 1958, pero no existía la tecnología que hiciera viable el viaje. La misión requiere que la nave sea acelerada al máximo en su salida de la Tierra. Para ello, la NASA utilizará el cohete Delta IV Heavy, el más potente en servicio, e incluirá una tercera fase de propulsión. Antes de llegar a la estrella de nuestro sistema solar pasará siete años de viaje a través de una complicada combinación de órbitas cerca de Venus. Atravesará un área del Sol que sólo es visible durante los eclipses totales. Al final de ese periplo habrá llegado siete veces más cerca del Sol que cualquier otro artefacto fabricado por el hombre.

La "ventana" de lanzamiento, el periodo en el que la sonda podrá alcanzar la órbita adecuada para llegar al Sol, se prolongará durante veinte días del mes de junio del año próximo. La misión costará 1.344 millones de euros.

Para que la sonda "Parker" pueda llegar tan cerca de la estrella de nuestro sistema de planetas y medir allí tanto los campos electromagnéticos como los vientos solares ha sido necesario desarrollar un escudo térmico capaz de soportar temperaturas que superarán los 1.300 grados centígrados. Este material está compuesto de carbono y tiene 11,43 centímetros de espesor. No todo está terminado. La NASA está colaborando con la Universidad John Hopkins para desarrollar los paneles solares de la nave, que se ocultarán cuando la sonda esté demasiado cerca de nuestra estrella. Los científicos del proyecto están ansiosos por lanzar la "Parker" directa hacia el Sol, "un objeto de plasma increíblemente dinámico y activo. No es una aburrida esfera amarilla", sentencian.

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