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Ni wood ni valley

Clarificado por fin el presente de Ciudad de la Luz, que pasa a ser propiedad de la Generalitat como dación en pago para recuperar los 265 millones de euros en ayudas públicas declaradas ilegales por Bruselas, el reto es ahora el futuro de estas magníficas y desaprovechadas instalaciones cinematográficas con las que nadie quiso quedarse cuando se sacaron a la venta en estos dos últimos años a precio de top manta: 94 millones de euros, cuando para las arcas públicas autonómicas han supuesto al menos 350 millones desde que el entonces presidente Eduardo Zaplana y el cineasta Luis García Berlanga idearan el, a la postre, ruinoso negocio de convertir la capital de la provincia en un Alicantewood a base de tirar de chequera (pública) para captar rodajes sin caer en la cuenta de que era ilegal o sin importarles que lo fuera.

El nuevo objetivo del Consell se centra, en palabras ayer de su actual jefe, Ximo Puig, en convertir un complejo que parecía «destinado a desaparecer» en un «polo de atracción» de empresas tecnológicas, es decir, lo mismo que ya están haciendo la Universidad Miguel Hernández, tanto en su campus como en la extensión prevista en Elche Parque Empresarial, y la Universidad de Alicante en su incipiente parque tecnológico, ambas además sin ningún tipo de restricción de actividades lucrativas como la que ha impuesto Bruselas a Ciudad de la Luz y, precisamente, a años luz en cuanto a anticipación sobre lo que plantea Puig, que apunta a nuevo fiasco, ahora en forma de Alicante Valley.

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