Dustin Hoffman es un actor estadounidense nacido en los Ángeles en el año 1937, y del que recuerdo películas que me gustaron especialmente como la excelente comedia generacional El graduado, enriquecida con las magníficas composiciones musicales de Simon y Garfunkel, en la que se narra una historia sobre las dudas de un joven que termina su carrera universitaria, y ante un incierto porvenir en una sociedad hipócrita y falsa, acaba seducido por una mujer bastante mayor que él y enamorado de la hija de esta.

O como ese drama de familia titulado Kramer contra Kramer, que narra el divorcio de un matrimonio inicialmente bien avenido, en el que el personaje interpretado por Hoffman de un atareado ejecutivo, es abandonado por su mujer, y tiene que hacerse cargo de su hijo e intentar ganarse su cariño, sin descuidar su profesión.

Y esta reconocida estrella de Hollywood, ha presentado en Cannes su última película titulada The Meyerowitz Stories, y leo que en su comparecencia ante la prensa, ha dado muestras de un gran sentido del humor y de una inteligente capacidad para reírse de sí mismo.

Y me encanta esa cualidad que tienen algunas personas para relajar las situaciones cotidianas y desdramatizarlas, poniendo el acento en lo que tienen de paradójicas y divertidas, y buscando su faceta sorprendente y graciosa. Y es que para desarrollar nuestro sentido del humor tenemos que aprender a reírnos de nosotros mismos, e intentar buscar el lado divertido de las cosas que nos sucedan, siempre que sea posible y en la mayor parte de las veces lo es, cambiando de actitud siempre que podamos, ante lo que nos produce agobio o estrés, sin complicar las situaciones y procurando sonreír cada vez más.

El sentido del humor es un modo de ver la vida de forma positiva, y de emplazarse en ella con alegría y optimismo, proporcionándonos sentimientos animosos de regocijo y contento, así como mejores herramientas para enfrentar las dificultades. Y ello porque el humor nos ayuda a relativizar los problemas, pues lo importante no es lo que nos sucede sino cómo lo interpretamos, y utilizando el sentido del humor podemos aprender a contarnos nuestra vida de un modo más positivo.

De modo que me fascina esa capacidad para percibir las cosas de forma divertida, tener gusto por reír, saber relativizar y tomarlo todo sin dramatismos, aprendiendo a vivir de forma jovial. Como también me encanta esa película de excelente guión e ingeniosos diálogos titulada Tootsie, de la que recuerdo tantas escenas, y en la que Dustin Hofmann interpreta a un actor sin éxito que toma la personal decisión de hacerse pasar por mujer para encontrar trabajo lo que, por otra parte, le acarreará divertidas complicaciones e inesperadas sorpresas, que me hicieron reír y sonreír tanto.