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Austeridad para unos, tolerancia para otros

Reclama Berlín sin cesar austeridad a los países del Sur, a los que critica una y otra vez por malgastadores, pero es mucho más tolerante en otros casos.

Sin ir más lejos, al no ejercer la presión necesaria sobre los paraísos fiscales que existen en territorio comunitario para que pongan fin a esa competencia desleal.

Un ejemplo es la isla mediterránea de Malta, un país de menos de medio millón de personas, sede de numerosas sociedades pantalla que facilitan la elusión fiscal de grandes empresas.

Aunque todo ello es perfectamente legal, según parece, constituye un enorme perjuicio para las haciendas públicas.

Una investigación del semanario Der Spiegel ha revelado la existencia en Malta de sociedades pantalla de empresas alemanas de distintos sectores como BASF, BMW o Sixt.

Esas sociedades, que llevan siempre detrás del nombre comercial la abreviatura "ldt" (limited: sociedad anónima de responsabilidad limitada), sirven para operaciones de ingeniería fiscal que permiten minimizar el pago de impuestos.

Crear una de esas empresas en Malta es lo más fácil del mundo: basta una inversión de 1.200 euros y todo va muy rápido.

Según las investigaciones de la revista alemana, el tipo impositivo en la isla es de un 35 por ciento, pero no importa: el propietario extranjero de esa empresa pantalla recupera luego de la Hacienda maltesa hasta un 30 por ciento.

Es decir que termina pagando un impuesto de sólo un 5 por ciento en lugar del 30 por ciento que tendría que pagar en Alemania.

El sistema para eludir impuestos consiste en expedir licencias o patentes a favor de la correspondiente filial maltesa del grupo extranjero o en solicitar créditos a ésta, por los que se pagan intereses desorbitados.

Según el grupo de los Verdes del Parlamento europeo, el gigante químico alemán BASF se ahorró entre 2010 y 2014 hasta 923 millones de euros en impuestos gracias a esos trucos legales.

Y cada vez que los políticos de algún partido intentaron poner fin o al menos limitar esas prácticas, los lobistas entraron en acción para impedirlo.

Antes de que Malta asumiese, el primero de enero, la presidencia de turno de la Unión Europea, el semiestatal lobby financiero "LobbyMalta", explicó la ventaja que ese semestre tendría para la isla: la capacidad de influir en decisiones importantes en materia fiscal, entre otras.

El eurodiputado Fabio De Mas tiene una explicación sobre por qué los grandes países de la UE, con Alemania a la cabeza, no ejercen la necesaria presión sobre un pigmeo como es Malta.

Esos países, explica el parlamentario de Die Linke (La Izquierda), tratan de proteger sobre todo a sus gigantes industriales, que se benefician de esa competencia fiscal.

Los grandes grupos presionan a los políticos para que les ayuden a ahorrarse impuestos dentro de la propia Unión Europea sin tener que recurrir a paraísos fiscales más lejanos como Panamá o las islas del Caribe. Así funciona por desgracia la UE.

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