Vuelve al coliseo uno de los más emblemáticos musicales de Broadway€ ¿Alguien no conoce a ese travieso maestro de ceremonias (Armando Pita), como hilo conductor, que invita a los espectadores a aparcar sus problemas y a disfrutar de la vida nocturna del Kit Kat Klub? Si ya saben de qué va pueden volver a paladear el espectáculo. Y si ustedes no conocen Cabaret, déjense llevar y penetren en el Berlín de los años 30 con el partido nazi controlando la ciudad. Es probable que conozcan la premiada película de Bob Fosse con Liza Minnelli€ En cualquier caso, acudan al Principal de Alicante y aspiren el seductor aroma de este galardonado y ágil montaje dirigido por el especialista Jaime Azpilicueta. El amor entre la cantante y bailarina inglesa y el escritor estadounidense (Cristina Castaño y el alicantino Alejandro Tous), el colorido atmosférico y del vestuario, algún romance otoñal, los números bailados y una serie de pegadizas canciones siguen en pie de guerra para satisfacción de los numerosos hinchas del género y de todo tipo de público. El amplio conjunto garantiza el éxito con el mágico y glamuroso refugio donde la joven Sally y sus colegas envuelven y secuestran al respetable para hacerle un poco más feliz. El despliegue de recursos técnicos origina otros espacios teatrales en los que la dramaturgia tiene lugar con situaciones más o menos breves. Lo más sobresaliente es la efervescencia del prólogo, el histriónico cicerone, la música en vivo, el gran ambiente cabaretero y el muy elaborado diseño de luces del alicantino Juanjo Llorens. Cristina Castaño se asemeja a Minnelli en sus formas y saca toda su voz al cantar la canción que da título al espectáculo. Alejandro Tous defiende su papel, entre otros que cumplen su función, y Armando Pita obtiene los mayores aplausos. «El dinero da poder, y el poder da dinero», se dice antes de interpretar Money, money en esta nueva adaptación con la frívola sensualidad y el fondo dramático del libreto, además de algunos añadidos como el coro de nazis. Y la metamorfosis que late al concluir. «La vida es un cabaret. No hay más».
