Deberíamos alegrarnos de que se produzcan estos eventos en los que se busca un mayor acercamiento de la ciudadanía a nuestros espacios museísticos, cuyo objetivo principal es divulgar el conocimiento del arte, con actividades participativas para hacer accesible al público en general la formación necesaria que requiere la interpretación del arte contemporáneo. Pero esta es una labor de formación que se debe hacer todos los días, con el desarrollo de estímulos suficientes para crear esa fidelización necesaria del público. Porque, en estos días de concentración de eventos festivos y lúdicos, puede que el ciudadano excepcionalmente se acerque al museo a ver una danza, atraído por una decoración de su fachada más o menos grandilocuente. Pero qué le queda al visitante eventual, qué conocimiento del arte puede destilar de esta festividad. El conocimiento requiere de una mayor implicación.
No cabe duda que lo lúdico, lo festivo y lo didáctico deben estar unidos en la trasmisión de conocimiento. En las fiestas populares se entiende perfectamente este concepto, es la ciudadanía quien las desarrolla. Salvando las diferencias obvias, el arte, también se hace para el pueblo, y sin duda éste debe tener presencia en las salas y museos de arte. En la visión que propone el museo de arte contemporáneo, busca involucrar al ciudadano pero no como mero espectador pasivo, admirado del espectáculo, sino como activo partícipe todos los días del año, y crítico, es decir, informado.
En Alicante, en el sector de las artes plásticas hay una manifiesta disconformidad hacia las dinámicas instauradas en los centros artísticos de la ciudad, y la razón es bien evidente: no se ha contado con los artistas para nada, es decir, no se les ha consultado, ni se ha abierto convocatoria alguna para las propuestas de intervención en los museos. Excluir a los artistas de Alicante de los eventos que se hacen en sus museos y centros de arte es muy grave. Por qué esa manía de eludir a nuestros artistas, cuando los responsables de los centros y museos de Alicante sí son de Alicante, aunque no han sido seleccionados en un concurso público, ni han presentado proyectos con objetivos claros y la justificación de sus acciones, con resultados contrastables. Pero acaso estos responsables sean incapaces de realizar esa selección necesaria que implica un gran conocimiento del arte, para no caer en arbitrariedades, y se cierran a todo para no evidenciar esta crucial deficiencia de criterio que hace que el museo sea un lugar obsoleto, sin participación activa de los protagonistas vivos.
Se busca la participación ciudadana, pero se veta a los artistas. La propia ciudadanía comprueba que no se cuenta con ella. Con este veto como principio, el día de los museos es una manifestación más, de una gran incongruencia, que apenas tiene trascendencia cultural o social.
