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El PSOE ha resucitado

La victoria incontestable de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE puede abrir el camino de una puesta al día que frene en España la caida casi generalizada de la socialdemocracia europea. De nuevo secretario general del partido por el voto de la militancia, mucho más sólido que el del aparato que le dio y le quitó el cargo, Sánchez ya personaliza el futuro frente a los grandes nombres que ahora quedan cuestionados como estructura del pasado. El cambio del mundo, de Europa y España no fue correctamente intepretado por los ex-expresidentes, los aparatchiks y los barones territoriales que se alniearon con Susana Dìaz hasta aplastarla. Esa manera de hacer política ya no es para hoy, y menos para mañana. Pero la humillación sufrida será letal para todos si no saben reconstuir la unidad desde el reconocimiento sincero de que estaban equivocados. Tan equivocados como que la mayoría militante del partido les ha vuelto la espalda sin dejarse impresionar por las diatribas colegiadas contra el ganador.

La más repetida crítica insistió hasta la naúsea en adjudicar al "debe" de Sánchez los dos peores resultados electorales de la historia del partido, cuando hasta el más lerdo sabrìa leerlos en la desilusión de la base por las forzadas cesiones del patrimonio de la izquierda, tanto a la derecha declinante como al populismo ambicioso de liderarla; y,de ora parte,al desprestigio de la opción en los estados vecinos. Las primarias han demostrado, con la holgada mayoría que deposita su confianza en Snchez, que los socialistas de a pie no soportan componendas deslegitimadoras. La crisis de liderazgo se ha resuelto invistiendo al menos convencional, el que hace esperar otras maneras y el que no se deja imrpesionar por análisis de laboratorio. Que es, también, el más capaz de ajustar e incluso rectificar sus posiciones en la medida en que lo requiere la militancia (sin la que no hay partido.

Puesto que Susana Dioaz ha tenido más avales que votos, y Pedro Sáchez más votos que avales, parece evidente que una cosa son los requisitos congtrolados por los dirigentes y otra muy distinta el voto secreto, principio y fin de la democracia. La lección está clara. La abstención en la investidura de Rajoy ha sido un contraargumento mucho más movilizador que el de los peores resultados de la históricos. Si quiere frenar su precipitada carrera al abismo, el PSOE deberá reformular muchos planteamientos y reagruparse bajo la bandera del recuperado líder. En cuanto a éste, no le queda otra que olvidar maquinaciones y humillaciones, encabezando la marcha por la unificación inmediata y el trabajo solidario. Será la mejor manera de demostrar que el PSOE sigue vivo y no quiere dejarse matar por caducas soberbias ni por la erosiòn de lo que ellas entienden políticamente correcto.

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