En la semana en la que el Gobierno Valenciano del Cambio ha descubierto que los menores tutelados a su cargo están en condiciones tercermundistas, el otro Gobierno del Cambio Local de Alicante se enfunda con la camiseta de la ordenanza de los perros. No están estos para gobernar personas, porque han empezado por los animales. Esa humanización de los animales, tal como dije hace unos días con los gatos, nos lleva a obviar lo importante para quedarse con los animales, que comprometen menos la labor del Gobierno.

Cualquiera que leyera la noticia de nuestro periódico del pasado miércoles, de Carolina Pascual, tendría que leerla dos veces para no frotarse los ojos. «Prohibido dejar solo al perro 12 horas en casa,» rezaba el titular. Pero lo enjundioso iba dentro. Por ejemplo, una de las medidas que aprobaban era «una regularización de las personas alimentadoras de gatos, de las cuales el 98% son mujeres», según el comunicado oficial. Y uno se pregunta si es que van a dar de alta en la Seguridad Social a todas las alimentadoras de gatos. Tanto economista buscando la solución al paro, y los listos de Alicante ya tienen la solución. Además cumplen con la paridad. Super paridad, porque nos avisan de que el 98% son mujeres, aunque no le veo la significación estadística.

Una de las singularidades, por no decir ocurrencias baratas, es que se regulan los animales que acompañan a los sintecho. ¡No te jode! Al sinvivir y a la multitud de enfermedades físicas y mentales que arrastran los pobres vagabundos, hemos de añadirles que les vamos a decir cómo «gestionar» sus perros. Si ya es cruel ser abandonado como persona en la calle, solo falta al policía multándole por su perrillo. Cuando ese perrillo es lo único, lo último, que tiene. Pero aquí parece que es más importante el perro que su dueño. Cuando para su dueño es más importante que la familia que no tiene. No hay por donde cogerlo.

Otra de las barbaridades es que se nombra a «los porteros de finca, conserjes, guardas y encargados de fincas rústicas o urbanas a colaborar con la autoridad municipal respecto a los animales que residan en los lugares donde presten servicio» ¡Manda huevos! Como una comunidad de propietarios no tiene problemas, le vamos a encargar a su portero que se chive a la administración para que multe a un vecino. Es el mejor guión para «Aquí no hay quien viva». No gasten en guionistas, véngase a la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Alicante.

Quieren multar si dejas a tu perro solo doce horas, pero no se preocupan de la cantidad de ancianos que están solos y que nadie los visita. De vez en cuando algún nieto para sacarle la paga. ¿Por qué no multan por abandonar a personas mayores? Porque eso crea un conflicto. Porque la relación con los humanos nos crea contradicciones y con los animales, no. Hay miles de niños abandonados en tutela judicial de los que este Gobierno es responsable. Para eso están ahí, para protegerlos. Mientras gasten minutos, segundos, en gatos y perros, y los niños maltratados estén en ínfimas condiciones, este Gobierno es culpable. Mientras no sean capaces de pagar los más de seis meses que deben a los trabajadores de los centros de niños abandonados, no tienen perdón. Porque si tienen dinero para hacer ferias de Trobadas de la Llengua, pero dicen que no queda para esos pobres maltratados, es que estos no saben lo que es priorizar en el Gobierno.

Da igual lo que yo diga en esta columna semanal. Una banda de animalistas militantes organizará la cacería contra mí, o contra los que no piensan como ellos. Si las políticas de protección y de ordenanza para gatos y perros son más prioritarias que las de los ancianos o los niños abandonados, estos alimentadores de gatos necesitan una vacuna mental. Porque no pienso tragarme sus absurdas medidas que no mejoran la vida de mis animales, y que además empeora la de mis conciudadanos. La batalla es legal y democrática. Y por las urnas hay que priorizar a los ancianos y a los niños por delante de los gatos y los perricos. Y punto.