El otro día, viendo lo de las cervezas del nombre de la famosa playa alicantina, no tuve más remedio que sonreír. Los alicantinos no tenemos casi nada claro, pero lo que tenemos claro, lo tenemos claro. Santa Faz, Fogueres, arrocitos... a defender lo nuestro, a eso nadie nos gana.

A mí me parece encomiable el proyecto de ampliar el paseo de la Explanada. Aquí defendí en positivo eso de ampliar el emblemático paseo hasta el mar. ¿Cuál si no debe ser el proyecto de los que nos gobiernan? ¿La desaparición y resurrección de los veladores? ¿El tardeo genuino? ¿El fin de los toros?

Vamoraver si de una vez se ponen de acuerdo en algo, sacuden sus frustraciones y se sientan a ver cómo crear y no cómo destruir. En positivo: serán juzgados por lo que hagan por la ciudad, no por lo que hagan para seguir en el sillón. Deberían saberlo.

Se han pasado dos años y la ciudad parece detenida en el tiempo. Ikea divaga en su emplazamiento. El Campello, tan querido siempre en la capital, ha conseguido enfurruñar a muchos con su propuesta oportunista de ofrecerse para el macrocentro. ¿Pero no estaba el Plan General detenido a todos los efectos? Si Alicante está complicado con el tripartito, lo de los amigos campellers con el quintupartito debe ser de nota. Como se enteren los suecos de que gobierna una alianza PSPV-PSOE, Podemos, Compromís, Los Verdes centrados liberales... van a poner Ikea en Tabarca.

A los de las cervezas me gustaría que triunfaran de verdad; si somos capaces de abandonar nuestra guiness irlandesa por una cerveza genuinamente autóctona, algo empezará a cambiar en esta ciudad tan necesitada de creerse que es capital. Por poner un pero: llevo medio siglo aquí y no conozco a nadie orgulloso del edificio de la Pirámide de la avenida de Dénia.