A poco más de un mes de que los clarines abran el ciclo taurino de Hogueras de Alicante, a la Junta de Gobierno municipal se le acaba de ocurrir echar atrás el cartel anunciador de los festejos con la figura de Miguel Hernández y dejar en el aire la feria. Lo de vetar al poeta oriolano, imagino que sólo puede obedecer a razones de estética, aunque me inclino a creer que se trata de pura ignorancia y desconocimiento de la obra taurina del versista de la Vega Baja, muy abundante, tanto en su faceta lírica como en su condición de colaborador original del Cossío, la biblia de la tauromaquia. Con oposición o sin ella del alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, dejar en el aire la feria de Hogueras a estas alturas es irresponsable, por cuanto ya ha obligado al empresario de la plaza a detener la venta de entradas y abonos (prevista para hoy). Pero también inaudito, impropio siquiera de la peor cuadrilla del peor torero del lugar más antitaurino de España.

En cruzadas como ésta es cuando Echávarri no da la talla ni como maletilla, pero mucho menos sus dos banderilleros, Pavón y Bellido, que ponen en riesgo una concesión municipal conseguida lícitamente, se enfrentan a la posible exigencia de una indemnización, arriesgan los cientos de empleos directos que genera la feria de Hogueras y los miles de puestos de trabajo indirectos de los que Alicante se beneficia durante una semana, lo que incluye a votantes, militantes y simpatizantes del PSOE, Guanyar y Compromís.

Pero también se ponen a jugar con los ingresos que la ciudad percibe gracias a un evento de este cariz. Esta terna, en Las Ventas saldría a gorrazos del tendido 7. Estar a favor o en contra de los toros es respetable en ambos casos, pero en lugar de aguardar al fin de la concesión de la plaza de Alicante, ganar las próximas elecciones y, entonces sí, adoptar medidas para su prohibición si eso es lo que se quiere (en algunas partes de España ya no se celebran corridas de toros y aquí no ha pasado nada), a este gobierno municipal se le ocurre echar atrás los carteles a falta de un mes. Me faltan símiles taurinos con los que definir a este trío de recortadores: que están para el arrastre, que no les queda un pase, que son los sobreros o que no llegan ni a mansos. Pero no. Ha llegado la hora de darles el descabello.